Diario de León

TRIBUNA

El crimen organizado en España

Publicado por
Profesor de Fenomenología Criminal de UNED-IUGM y escritor
León

Creado:

Actualizado:

España es uno de los territorios preferidos de la Unión Europea para las bandas de crimen organizado. Esta realidad admite poca tela de juicio, merced a los balances oficiales de la propia Administración Central. Con todo, no se trata de que la policía haga mal su trabajo o que los españoles nos mostremos inconmovibles con este tipo de delincuencia violenta. Más bien al contrario. Pero hay que ser objetivos con la situación.

Ello se debe básicamente a una sucesión de circunstancias que se producen en nuestro país y a la posición geoestratégica de la Península Ibérica, junto a su idiosincrasia.

Así, resulta de vital importancia el estrecho de Gibraltar que separa Europa de África por apenas 15 kilómetros. Sin duda, uno de los puntos cardinales del mapa mundi que comunica el Mediterráneo con el océano Atlántico. El trasiego de narcotráfico e inmigración irregular en manos de mafias, con destino a puntos de desembarque en los 8.000 kilómetros de litoral que rodean España, es continuo. Las costas gallegas y otros lugares del Cantábrico son, asimismo, sectores ansiados por los narcomafiosos.

A esto hay que añadirle la relación fraternal con Latinoamérica, ser frontera exterior de la UE (incluidas las ciudades de Ceuta, Melilla y sendos archipiélagos), dos territorios bancariamente nebulosos como el Peñón de Gibraltar y Andorra, un clima soleado y cerca de sesenta millones de turistas anuales. He aquí el hábitat favorable que las «multinacionales» del crimen organizado aprovechan para tomar asiento en la península, ya sea con intención de delinquir en firme, pasar desapercibidas o blanquear capital ilícito.

Según la estadística ofrecida recientemente por el Ministerio del Interior, en España se desarticularon total o parcialmente medio millar de bandas criminales en el 2013, se investigó a 17.000 de sus hampones y se detuvo a otros 6.000. Con ocasión del informe elaborado por el Centro de Inteligencia contra el Crimen Organizado (Cico), quedó de manifiesto que el 83 por ciento de los grupos están compuestos por varias nacionalidades. Sólo el año pasado se les aprehendieron 400 toneladas de cocaína y hachís.

En cuanto a las principales actividades de las redes criminales estructuradas, una de cada tres se dedica al tráfico de drogas. Los robos con violencia, las estafas, la trata de blancas, la inmigración irregular, los secuestros, el blanqueo de capitales, y cada vez la mayor presencia del sicariato de gatillo fácil (asesinar por encargo y bajo precio), son otras metodologías desplegadas por el «crimen sin fronteras». Su peligrosidad queda demostrada mediante los listados policiales donde constan detectadas una veintena de mafias de gran aparataje operativo, capacidad de corrupción y, lo que es peor, potencial para infiltrarse en las instituciones.

En general, las organizaciones delictivas jerarquizadas se suelen asentar en las grandes ciudades y en zonas de interés turístico, tanto costeras como de interior. Madrid y Barcelona se sitúan en primer lugar, seguidas de Málaga, Cádiz, Valencia, Alicante, Sevilla y Murcia, entre otras capitales.

De tal modo, el crimen organizado transnacional produce una inquietante figura que es consecuencia lógica de su propia naturaleza: el fugitivo punitivo y, por consiguiente, la clandestinidad de éste.

España es, en virtud de datos verificados, el país de la Unión Europea donde más fugitivos internacionales intentan ocultarse. Perseguidos, prófugos, evadidos, quebrantadores de condena, en rebeldía, en busca y captura, en paradero desconocido y otros sinónimos con sus particularidades jurídicas, son algunas de las figuras del fugitivismo de la justicia punitiva que recalan en nuestro territorio, tanto con objeto de permanecer inadvertidos o durmientes como para activarse en el espacio Schengen europeo, según un estudio que elaboramos en la Sociedad Científica Española de Criminología con refrendo de la Uned. El hecho de que el turismo sea la primera industria nacional permite a los prófugos mimetizarse con el ambiente y pretender hacerse invisibles hasta su detención por los Grupos de Localización de Fugitivos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y otros operadores de seguridad e inteligencia, que practican un alto nivel de arrestos.

Las mafias, los clanes, los cárteles, las redes, las bandas, y por supuesto el terrorismo internacional, actúan premeditadamente a través de los límites nacionales y más allá de los mismos, prevaliéndose de una forma deliberada de los sistemas jurídicos y de la multiculturalidad para conseguir sus fines. Por esta razón, el Ministerio del Interior unificará en breve los conceptos de crimen organizado y terrorismo, con la fusión del Centro de Inteligencia contra el Crimen Organizado y el Centro Nacional de Coordinación Antiterrorista. De la refundición surgirá el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (Citco), que aglutinará todas sus capacidades y una base de datos única.

Esta agrupación se esperaba en círculos profesionales hace tiempo. Las tipologías delictivas que vienen desarrollando ambos géneros de criminalidad para proveerse de infraestructura y recursos económicos, tanto por parte del terrorismo, esencialmente yihadista y sus diversas facciones radicales, como de las mafias del crimen organizado transnacional, son prácticamente iguales. El narcotráfico, los secuestros, los ciberataques, los asaltos, las extorsiones o el tráfico de armas y materiales de doble uso constituyen algunos modus operandi conjuntos e inseparables. Los terribles atentados del 11-M en Madrid, financiados con el tráfico de hachís y otros delitos propios del lumpen, lo evidencian.

En suma, estamos ante una realidad criminal palmaria. La simbiosis entre terrorismo internacional y crimen organizado transnacional es incontrovertible en la sociedad globalizada que nos toca vivir. Sus caminos violentos se entrecruzaron hace tiempo y, por ende, hay que seguir moviendo ficha con determinación en esta partida perversa de ajedrez. Como dejó escrito Ramón J. Sénder: la conciencia del peligro es ya la mitad de la seguridad y de la solución. En efecto, nada sucede porque sí.

tracking