Diario de León

Publicado por
Venancio Iglesias Martín escritor
León

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A ndar metido en la caca o sea en la mierda, para que se me entienda, es cosa simple. No sé por qué nos extrañamos tanto. Mismamente yo. ¡Lo que me pasó el otro día, sin comerlo, ni beberlo, ni vomitarlo! Cagüental. Como me pasó lo cuento y en frases cortas que son más vivas. Bajé a León a llevar un gato al veterinario. Iba yo más arreglado, más petimetre que un ocho, con una chaqueta de Plácido Domingo, digo de Plácido Domínguez o como se llame ese tío que canta y hace ropa chanchi. Llevaba un sombrero de pelo de conejo, ji, ji, y ala más bien ancha del Cor Tinglés. Los zapatos iban brillantes, que parecía que andaba sobre grillos de cómo chisporroteaban (mi mujer —¡Hijo qué desastrado vas siempre!— me los limpió tan a conciencia que se reflejaba en ellos la catedral, —¡Gracias! —–¡De nada, marrano!). Pues que llegué donde la clínica en mitá’e León y cuando abrí el maletero, cagüental, allí estaba mirándome y riendo, Panzazul, el saco de la basura. Justo al lado de un contenedor verde. Y yo con guantes de los finos. Y una señora que pasa se me queda mirando con cara de reproche: “¡un Mercedes, lástima de coche, con lo limpio que lo tiene mi marido. Dios da mocos al que no tiene pañuelo!”. Cerré un momento el maletero y como soy de natural vergonzoso, miré alrededor. ¿Nadie? Un jubilado con su perro. Un guaje zangolotino que viene del refuerzo de la academia. Una jovencita tocándole los... botones a su móvil... Nadie por aquí, nadie por allá ¡ahora! Ya iba abrir la tapa del portamaletas cuando, zas, una compañera del Instituto que se iba a la misa de la tarde. ¡Quieto, Venancio! ¡Como vea esta marranada en tu coche, va a rezar por ti unas cuantas misas más!

Hola Marga... aquí a traer un gato al veterinario... (¡Menudo abrigo de pieles que lleva la tía!). Por ti no pasan los años, ¿eh? Te encuentro muy bien. Ya sabes, cuando uno se jubila no tiene tiempo pa ná. ¿Yo? Pa qué te cuento. Al que Dios no le da hijos el diablo le da gatos. Sí, sí. El párroco de Santana es muy majo. Adiós. Adiós. ¡A ver ahora, coño! Abro el maletero, tiro del saco y mecagüen tal, que se rompe, que se rompe... ayyyyy... que se rompió. ¡No vuelvo a Lidl! Viene todo de Alemania fabricado en China A ver...

Cuando salgo del coche, tan chulo como soy, llevo en la mano el llavero que me regaló mi amigo Chema, el de Autos Celada al comprarlo. ¡Que se vea que tienes un Mercedes, desgraciado! (En realidad el coche es de mi mujer, porque un tío de la protesta del 68 no puede poner eso a su nombre). Digo, que salgo con ligereza, aguantado lumbares como Reagan cuando subía corriendo al estrado, y meto el dedo índice en la anilla del llavero y le doy vueltas como si fuera en una peli de pistoleros, y gira y brilla la estrella. ¡Ay, amigo, a lo que voy! Vuelta a mirar alrededor. ¡Nadie! Agarro con las dos manos el saco roto y voy al contenedor. Piso el resorte y la tapa se abre a medias. Meto el “puto saco” —que dicen los americanos— a empujones y el suelo y la manga se me llenan de zurrapa de café. Me recoloco el sombrero, me sacudo las manos —plis, plas— y los guantes están llorando... de grasa. Y cuando voy a cerrar el coche, ay, Dios, la llave... Busca por todos los bolsillos... Nada. La llave se fue con el saco roto. Doscientos euros... No. No. A ver cómo la saco, digo, la llave.

Allí en frente hay una tienda. Por favor, mire lo que me ha pasado.... no tendrá usted un palo largo a ver si puedo sacarla (la llave, digo). La mujer hecha de encanto y decisión: -Mire a ver con el palo de la fregona y si no, con la manivela larga de bajar el toldo. Y allí me tienes bien trajeado, con sombrero y todo, sosteniendo con una mano la tapa del contenedor y con el palo empujando la basura —¡a ver si la veo!—. Pasa un cura compasivo y dice para su capote: —¡Madre mía. Cuánta gente lo está pasando mal con la crisis! Y se acerca y me dice con disimulo: —Hay un comedor de Cáritas por Puerta Obispo... No sé cómo lo miré pero el cura salió corriendo como si viera a un tío de la CNT.

En la misma acera hay una tienda de electricidad. Vuelta a empezar: —Mire lo que me pasa... —Pues no sé... lo que tengo son cables flexibles, alambre más fuerte no tengo... A ver. El ingenio de los españoles es extraordinario cuando quieren sacar a alguien... de la mierda. —Vamos a hacer un artilugio a ver si le sirve. Un trozo de cable, un trocito de alambre en forma de gancho en el extremo, un poco de cello para sujetarla y... ya está. A ver si le sirve. —¡Claro que me sirve! Muchísimas gracias. Es usted un santo.

El artilugio no alcanza. Estiro el brazo, me pongo de puntillas, un poco más, un poco más, ahhhh... y el contenedor se inclina y me caigo dentro y se cierra la tapa ¡cagüen tal! Casi a oscuras, cojo la llave maldita, empujo la tapa y salgo. Un niño me dice: —Tiene un hueso de pollo asomando por la camisa.

Y entre la gente que me pregunta cómo me encuentro (—Muy bien, sobre todo cuando me río), aparece la cabeza repeinada de Marga, repulida y rearreglada hasta el repimple, con la cara feliz de misa y comunión, que me mira compasiva y me pregunta: —¿Pero qué te ha pasado, Venancio? —Pues ya ves Marga. Tenía una clase magistral dentro de la sede del partido y, aunque parezca mentira, sólo se aprenden bien las cosas cuando tienes que explicarlas. La charla se titulaba: ¡Si te caes en la basura que no se entere ni Cristo!

Y mi señora: —Pero de dónde vienes...

—Cagüental de un curso práctico de barrenderos que da la ugeté.

—¡Mentira! ¿Cuándo la ugeté dio algo? Es como la vaca aquella de Gila que en lugar de leche daba pena.

No sé qué pasa, pero el olor no se me va y ya me he duchado tres veces. Puede parecer complicado, pero lo complicado es el relato: la caída es muy simple y la mierda abundante.

Lo que sí se me ha ido es el enfado y, ahora mismo, comprendo mejor lo calladicos que están los políticos cuando se meten en el contenedor de cucho o de Preferentes o de ITVs o de Financiaciones ilegales o de ERES, porque, al fin y al cabo, esa es la cuestión según parece: ¡eres o no eres! Pero, si eres o estás, que... ya sabes. Ni periodistas, que ya huele bastante mal, pa’que lo aireen, ni Hacienda que tiene un olfato muy fino, ¡ni Cristo! ¿Me oyes? Si te dedicas a la política aprende de mi desventura. Que no se entere ni Cristo como decía mi abuelo. ¡Anda! Ahora que me acuerdo, no tiré el saco de basura de la señora. ¿Y el gato? ¿Qué pasó con el gato?

Julio Fuertes Zapatero escribe sobre la situación de la residencia Santa Luisa con el título «Dejar hablar al técnico »: «El pasado 12 de enero, un grupo de familiares de usuarios de la residencia Santa Luisa fuimos recibidos en la Diputación de León, con pocas ganas, pues querían anularnos la cita a última hora, pero, al final, conseguimos sentarnos con el presidente de la Diputación, el diputado delegado de Centros de Atención Especializada y un técnico en el tema.

Los familiares habíamos solicitado una entrevista para tratar el tema referente a las tasas del citado centro; tasas que consideramos que son realmente abusivas y con un claro afán recaudatorio.

Nuestra sorpresa fue comprobar que la estrategia a seguir era no dejarnos hablar, ni exponer nuestra reivindicación, que no era otra que solicitar a esta institución sea tenida en cuenta la capacidad económica de los usuarios en el coste de las prestaciones del centro de personas mayores Santa Luisa.

El técnico, tan brillantemente preparado para hablar él solo, nos demostró no saber qué es la capacidad económica; no conocer el artículo 31.1 de la Constitución Española; no tener noción de lo que dice el artículo 33.1 de la (LPAAD); y el Decreto 70/2011 de la Junta le cae a desmano. Como no nos dejaron decirlo allí, lo decimos aquí. Toda esta normativa es la que regula lo que deben aportar los beneficiarios en el coste de los gastos públicos, y que conocen bien las personas que se dedican a los Servicios Sociales. Normativa desconocida, al menos en el día 12 de enero de 2015 hacia las 12.30 horas en la Diputación».

¿Considera que los

cambios en las políticas de

las instituciones los motivas las próximas eleccionees?

SÍ 84%

NO 16%

Cree que la creación de 5.000 empleos y la reducción de 3.300 parados en un año en León supone un punto de inflexión para el desempleo?

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