Diario de León
Publicado por
césar gavela
León

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C omo todas las ciudades, Ponferrada necesita de cuando en cuando actualizar su narrativa. Dar un salto, aunque haya poco con lo que darlo. Pero siempre será bueno intentarlo porque ese impulso abrirá otras posibilidades que ahora no vemos. La capital del Bierzo debe explorar nuevos ámbitos para expresarse y crecer.

La ciudad tiene una ventaja estratégica: la de ser, con enorme diferencia, la población más grande y dinámica que sucede en los 270 kilómetros que van desde Orense a León. O en los 230 que van de León a Lugo. Esa amplitud de campo, debería llevar a Ponferrada a no conformarse con ser la capital del Bierzo. Hay que ir más allá, y sin pretensiones imperialistas, desde luego. El objetivo es ser una referencia renovada, cordial y fructífera para Valdeorras y Laciana y para tentar otros vínculos con el resto de la mitad oeste de la provincia. No pueden terminar tantas cosas en el puerto de Manzanal.

Ponferrada, (y con ella el corredor que va de Bembibre a Villafranca, donde viven unas 100.000 personas) debe buscar otro acomodo en el noroeste interior. Y no se trata solo de los obvios términos económicos, sino de crear un nuevo «hinterland» con esas otras demarcaciones, alguna tan fraterna como Valdeorras, con quien compartimos antaño la provincia del Bierzo.

Lo que no existe en el mapa político, puede existir en la realidad cotidiana de personas, ciudades y pueblos. Nada impide organizar actividades culturales, o sociales, o reflexionar con valdeorreses y cabreireses, con lacianiegos y hasta ibienses de Asturias, sin olvidar a las altas tierras limítrofes de Lugo. Todo eso, que puede parecer un tanto heterodoxo, fortalecería el potencial de Ponferrada, de todo el Bierzo y de las propias zonas que nos rodean.

La ciudad del Sil y del Boeza necesita salir de la melancolía de estos años. Como mínimo, tiene que compartir su lucha y esperanza con los vecinos. Buscar juntos la salida. Y alguna vez habrá que construir esa carretera a Sanabria, que lleva cien años como proyecto. El Bierzo sigue muy aislado en el eje norte-sur. La comarca también tendría otra esperanza con una autovía que llegara hasta La Espina, en Asturias, por poner un ejemplo bien claro. Hay que abrir una alternativa a la ruta del Duerna, que hoy monopoliza el tránsito astur-leonés.

Todo eso ayudaría a resituar a Ponferrada de cara a los años que vienen. Ese discurso «exterior», por así llamarlo, debería complementarse con el municipal y berciano. Es momento de sumar, de buscar, de ser más creativos. Y muy especialmente de esperar que los nuevos dirigentes municipales sean personas que amen la cultura, de verdad. Porque sin cultura ni hay progreso, ni ciudad, ni hondura ni universalismo. Ponferrada debe ser la capital de un modernizado reino del noroeste que es el Bierzo y que es más que el Bierzo.

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