Diario de León
Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

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T ararís militares en la iglesia de las Trinitarias de Madrid para una alcaldesa urgida en su correquetevás... tenía prisa la Botella por inaugurar esa «fosa» honoraria con placa grandona sobre granito hortera que dice «Aquí yace Miguel de Cervantes Saavedra»... y va la alcadesa, qué tía, y remata sus palabras dicendo «don Miguel, misión cumplida», como si hubiera hablado antes con él o hubiera recibido esa orden del Parnaso.

¿Qué misión?... ¿y quién yace ahí emparedado en el muro de esa iglesia, sino unos revueltos y escasos trozos de un Cervantes que ya llegó troceado a la muerte (le faltaba un brazo)?... son restos mezclados y confundidos además con los de otras cuantas personas con las que compartía nicho común en la cripta inferior de esa iglesia... es lo que se hacía en ese convento de monjas y en todos los cementerios agobiados: pasado un tiempo, se desalojaban de sus nichos los restos viejos u olvidados metiéndolos todos juntos en uno solo para dejar sitio a los nuevos muertos que venían pagando... ley de vida, o sea, de muerte.

En fin, el muerto subió de piso.

Sería más sincero poner «aquí yace Cervantes hecho montón con diez más», así que imagino al eximio escritor sulfurado como Fernán Gómez y levantando la voz a la alcaldesa con el clásico ¡¡váyase usted a la mierda!!, pues se acabó para él y sus camaradas de despojo el silencio literalmente sepulcral que mecía su cripta, roto a partir de ya por toda la bullanga turistera y todos los que vendrán a hacerse fotos o con monsergas y homenajes.

Ruido... ahora, ruido.

Y tremendo fue el estreno de su nuevo apartamento: el Ejército era protagonista del acto dando honores militares al difunto por haber sido soldado una vez, ahivá ; había también un obispo, ahivoy ; y la literatura no tuvo más presencia que el director de la RAE (ofendida, además, por una errata de bulto colada en la placa, la cagamos).

El acto fue de tal cutrez y pobreza de estilo, que sonroja. Ningún escritor allí. En fin, esa placa no es para honrar a don Miguel , sino para vestirse con su nombre y su gala los que gastaron cien millones de pesetas en ese lío.

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