Diario de León
Publicado por
JAVIER TOMÉ
León

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A quí seguimos, ocupados en la tarea de seguir vivos y también leyendo el magnífico libro que ha escrito mi amigo Javier Fernández-Llamazares sobre las artimañas utilizadas por los sublevados franquistas para financiar la Guerra Civil de 1936 que fue, a la vez, sainete, drama y barbarie. León, al igual que el resto del país, ardió por los cuatro costados, y por la geografía provincial cabalgaron el hambre, la enfermedad y la muerte como jinetes del Apocalipsis. Aquella lucha de clases mediante las armas y una lógica de exterminio fue ganada por los facciosos, como se sabe, poniendo en marcha un régimen que se apoyó en tres pilares: el Ejército, la Iglesia y la oligarquía. Fueron precisamente las clases adineradas las que se vieron forzadas a pasar por caja, dicho sea en palabras del propio autor, con el fin de engrasar económicamente la maquinaria militar de los sediciosos. Una suerte de extorsión generalizada que costó sus buenos cuartos a las familias leonesas más ilustres, fueran o no simpatizantes de los franquistas.

Todo lo literario es de algún modo personal, así que Javi nos lleva con excelente nervio narrativo a aquel León sanchopancesco que padeció las ansias recaudatorias de los rebeldes. Un carrusel de adhesiones inquebrantables y donativos ennoblecido por el poderío económico de familias tan distinguidas como los Hurtado o los Álvarez Carballo, quien entregó bajo presión nada menos que 180.000 francos. Según los cálculos del autor, el bando de Franco ingresó durante los primeros meses de la rebelión la friolera de quince millones de pesetas en multas, pagadas entre otros por los Pallarés. Si la máxima aspiración del ser humano es hacer una obra perfecta, Javier Fernández-Llamazares ha cambiado para siempre las investigaciones sobre la evolución económica del conflicto. Un libro in-dis-pen-sa-ble.

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