Diario de León

TRIBUNA

El viaje imaginario del príncipe de los ingenios

Publicado por
GERMáN BARREIRO GONZáLEZ jurista y escritor
León

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A tento lector. Si Cervantes tuviera la ocasión de regresar temporalmente a nuestro mundo después de 400 años de ausencia, haría una visita, de incógnito, sin hacer ruido, observando mucho y preguntando poco, hablando con la gente lo estrictamente necesario… Creo que Argel, que en su seno tantos piratas cubre, acoge y cierra, sería el primer lugar al que iría. Allí, dice de sí mismo en el prólogo a sus Novelas Ejemplares , estuvo cinco años y medio cautivo, donde aprendió a tener paciencia en las adversidades.

A continuación pasaría por Italia, recordando su estancia allí (Roma, Nápoles, Mesina…) y viajaría luego al golfo de Corinto a contemplar el escenario de la batalla de Lepanto en la que nuestro «soldado aventajado» fue gravemente herido y que recordará siempre con orgullo en el prólogo de sus Novelas Ejemplares y en el prólogo a la II Parte del Quixote: la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros. Iría también a alguno de los lugares que no tuvo oportunidad de conocer: a los escenarios septentrionales de su Persiles y sobre todo a América: a bordo del Barco Encantado, surcaría los mares rumbo a las Indias Occidentales. En vida vio cómo su petición de lograr algún empleo en el Nuevo Mundo, le fue denegada con distante cortesía: «busque por acá en que se le haga merced».

España sería el país más visitado por don Miguel; con seguridad los siguientes lugares: Alcalá de Henares, lugar donde nació y fue bautizado. Valladolid, ciudad en la que pasó diversas etapas de su vida, entre ellas su infancia y parte de su adolescencia. Esquivias, pueblo toledano en el que vivió y casó con Catalina de Palacios. Varios lugares de la Mancha de cuyos nombres quisiera acordarse. Sevilla tan importante en su intensa y agitada vida como en su obra. Y Madrid principalmente: iría, en primer lugar, a la calle de la Villa donde estaba el Estudio Público de Humanidades en el que recibió formación y que regentaba el maestro Juan López de Hoyos.

Como yo soy aficionado a leer aunque sean los papeles rotos de las calles —dice en el Quixote II Parte — se encaminaría luego a la Biblioteca Nacional. Al pie de la entrada principal vería su estatua de cuerpo entero con un libro en la mano izquierda, junto a las de Antonio de Nebrija, Luis Vives y Lope de Vega. Quedaría entusiasmado por la calidad y cantidad de las publicaciones que atesora, entre las que se encuentran múltiples sobre su biografía y, naturalmente, todas las concernientes a su obra. Comprobaría con emoción y alegría que su obra póstuma el Persiles, vió la luz.

Admirado quedaría de la visita que haría luego a la Real Academia Española de la Lengua. Vería la impagable labor que ha venido haciendo a lo largo de sus tres siglos de existencia: desde la impresionante y magnífica obra conocida como el Diccionario de Autoridades, hasta la confección del Diccionario de la Lengua Española, que va ya por su vigésimo tercera edición. Se sorprendería al ver como en las naciones de Hispanoamérica, también se han ido creando Academias desde 1871, año de la primera en Colombia, hasta 1973, año de la última en Norteamérica y como asimismo Filipinas cuenta con la suya propia.

No dejaría de visitar por último, el barrio madrileño en el que transcurrió la última etapa de su vida, hoy llamado «Barrio de las Letras»: las calles donde vivió y la casa en la que murió, el convento donde fue enterrado y reposan sus restos y los de su esposa y los lugares en los que estaban los talleres que imprimieron las ediciones príncipes de su inmortal Novela.

Vería gratamente sorprendido como el barrio honra su memoria doquiera y como lo hacen asimismo no pocas instituciones culturales españolas y extranjeras.

De destacar al respecto, que el galardón más importante de la Literatura en lengua española lleva su nombre, así como el Instituto creado para la promoción y enseñanza de la misma y la difusión de la cultura de España e Hispanoamérica con numerosísimos centros repartidos por todo el mundo.

Y finalmente vería como su Quixote ha ganado fama y prestigio universal, siendo la obra no religiosa que más se ha traducido y reimpreso y quizás también musicado. Alabada por científicos, literatos, pensadores y poetas, su personaje principal —el ingenioso hidalgo y caballero— ha fascinado a numerosísimos pintores, ilustradores, dibujantes y grabadores y ha sido llevado incontables veces a la gran pantalla ya desde 1898 con las primeras manifestaciones del cine mudo.

Al irse quizás nos diría como lo hiciera ya en el Prólogo al Persiles que quiere vernos presto contentos en la otra vida. Y subido al fantástico Clavileño el Alígero , viajaría por el Cosmos hasta llegar a la Constelación Ara en la que se encuentra la estrella que lleva su nombre y los cuatro planetas que la orbitan: Quijote, Sancho, Dulcinea y Rocinante. Miguel de Cervantes Saavedra, in memoriam…

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