Diario de León
Publicado por
NUBES Y CLAROS MARÍA J. MUÑIZ
León

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P asaban las nueve de la mañana de ayer cuando un muchacho, en camiseta y con pantalón embarrado, intentaba encontrar la línea recta en una acera cercana al Campus de Vegazana. Tarea imposible, a juzgar por la alternancia de tropiezos con la tapia de un lado y amenazas de rebasar la vía por el otro, lo que provocaba frenazos en los vehículos que temían que el vaivén acabase en la carretera. Once horas antes la actividad bullía frenética entre las facultades. Un enjambre de jóvenes buscaba cacho en el amplio césped para aposentar las miles de bolsas que portaban, repletas de botellas con líquido suficiente como para rellenar el embalse más pintado tras una sequía agosteña de libro. Dejaron atrás basura suficiente como para desbordar el mismo embalse, y sobre todo la patética sensación de que a más polémica más reclamo, a más prohibición más atractivo.

En una semana plagada de debates sobre lo que debe ser el ansiado motor del turismo para la economía local, se pone en evidencia el efecto llamada del ‘free drinking’ hasta que revientes. Tanto teorizar sobre cómo crear marca y resulta que el potencial imparable está en las despedidas de solter@s horteras y en el efecto botellón del desbarre universitario, que deja en un juego (beodo) de niños el despiporre del Genarín. Tanta estrategia en la consejería del ramo (que Luis Grau denomina ‘consejería de culturismo’, acostumbrado como está a economizar en lo posible), y resulta que uno de los productos con más atractivo del mercado local es el coma etílico.

Ayer el Campus era un mar de plástico, habitado apenas por personal de limpieza enfundado en monos que daban una apariencia paranormal al conjunto. Pero ¿por qué sólo se habla de basura? Es en ese océano de porquería reciclable en el que cada noche se ahogan decenas de adolescentes borrachos hasta la inconsciencia. La tontería puede salir muy cara, no a los servicios de limpieza sean de la competencia que sean, sino en vidas. Más pronto que tarde alguno de los casos que sobrecogen las urgencias del Hospital no tendrá remedio. ¿Hay que esperar a eso para marcar un punto de inflexión en este desvarío insorportable?

En los espeluznantes casos de las novatadas de este año fueron los médicos quienes dieron la voz de alarma. Son vidas las que están en juego. Y eso no puede ser tratado nunca como un trapicheo de a ver a quién le toca recoger la mierda plástica residual.

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