Diario de León
Publicado por
ÁLVARO MIGUÉLEZ técnico de turismo
León

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L a Feria del Tomate significa el final del verano en Mansilla de las Mulas. Un verano que no cuenta con los alicientes que se espera en una localidad en la que se reencuentran mansilleses con asturianos, que siguen viniendo a la villa para pasar unos días de descanso y tomar el sol que se les resiste en el Principado. Todos componen un grupo entusiasta con ganas de divertirse y disfrutar de la oferta que la villa les ofrece.

Poco se parecen a los veranos que vivimos en los años 60 a 90 del pasado siglo. Aquellos veranos en los que era imposible encontrar una casa o piso para alquilar. Familias enteras, de paseo hasta la Fuente de los Prados, comían en alguna de las mesas existentes o improvisadas o sentados a la orilla del río, aprovechando las sombras de los chopos y bebiendo el agua que la Fuente de los Prados nos regalaba en abundancia. Y la chiquillería correteando entre la arboleda o chapoteando sobre las aguas del río Esla.

Veranos de encuentros entre jóvenes de León, Asturias y pueblos limítrofes que, alrededor del río o en la discoteca La Estrella, vivían los primeros contactos amorosos que en muchos casos terminaron en matrimonios cuyos hijos vemos correr hoy por las calles de la villa.

Hubo años, pocos, en los que funcionó un cámping, hoy abandonado, que daba otro color internacional a la amplia colonia turística que compartía el verano con los mansilleses.

En parte han sido sustituidos por una constante oleada de peregrinos que por cientos y diariamente se alojan en la villa ocupando hoteles, hostales, pensiones y albergues, establecimientos que hacen su agosto, un agosto que se prolonga desde mayo a octubre. Son peregrinos que complementan y no perjudican la oferta netamente turística puesto que sus horarios son netamente complementarios: llegan temprano, comen, cenan pronto y dejan la villa con las primeras luces del alba.

Bienvenidos son y serán, pero suspiro por volver a ver las calles, bares y restaurantes pisos y casas llenos de turistas que nos acompañen durante semanas y meses del verano. Solo se recuperará si Mansilla recupera los atractivos en la zona del río, da vida al camping además de entretenimiento y diversión durante los fines de semana y festivos de julio y agosto, (actualmente se concentran las actividades lúdicas en los dos últimos fines de semana de julio y agosto).

Preocupa ver en todas las calles casas en ruina, derruidas o con el cartel ‘se vende’. Recuperar el turismo es una solución. Los turistas son nuestros mejores embajadores y quienes consumen in situ los ricos productos de la huerta.

Termino haciendo una referencia a la XXVII edición de la Feria del Tomate que, aunque con menos público que ediciones anteriores, cubrió el objetivo de vender todo el tomate de la variedad de Mansilla, con una oferta superior a la de años anteriores, gracias a los calores de las últimas dos semanas. Se han plantado este año unas 62.000 plantas, un 3% más que el pasado año, con una producción de 250.000 kilogramos, manteniéndose el mismo número de productores en 23.

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