Diario de León
Publicado por
EN BLANCO Rosa Villacastín
León

Creado:

Actualizado:

L a afluencia de turistas a nuestro país empieza a ser un problema, un problema grave. No para los hoteleros o restauradores para quienes se han convertido en la gallina de los huevos de oro pero sí para los ayuntamientos y para los residentes que ven, vemos, cómo de la noche a la mañana nuestras calles, nuestros barrios cambian de fisonomía, de olor y color, debido a la llegada masiva de gentes de todo pelaje. La mayoría de los cuales no respetan horarios, convencidos como están de que el dinero que pagan por la estancia en nuestras grandes ciudades lo puede todo y justifica las mayores barrabasadas, botellones incluidos.

De ahí que algunos alcaldes estén empezando a tomar medidas de cara a los meses de verano. Algunas, drásticas como la aprobada por el Ayuntamiento de Palma de Mallorca que impide el alquiler de viviendas familiares en el casco antiguo de la ciudad a todos aquellos vecinos que carezcan de la licencia reglamentaria. Una medida que puede parecer excesiva, sobre todo si tenemos en cuenta los 40.000 euros de multa que tendrán que pagar quienes se salten la orden a la torera, pero con la que no puedo estar más de acuerdo ya que lo que intenta la corporación municipal de la isla es proteger la calidad de vida de sus vecinos, que son al fin y al cabo los que viven todo el año en esas zonas y los que pagan religiosamente sus impuestos.

Se calcula que el pasado año llegaron a nuestro país por tierra, mar y aire, unos 75 millones de turistas. Turistas que beben agua del grifo, de la que no estamos sobrados por cierto y que no siempre es embotellada. Turistas que utilizan nuestros servicios sanitarios ya bastante mermados debido a los recortes de los últimos años, además de la suciedad que generan en nuestras calles, paseos y jardines. Su limpieza desborda a los servicios públicos, principalmente de los ayuntamientos, ya bastante agobiados. Un grave problema sobre todo en las zonas de la costa española donde la vida se ha encarecido tanto que muchas de las personas que vivían en el casco antiguo de las ciudades, algunas ya bastante mayores con exiguas pensiones, tienen que mudarse a otros barrios donde la vida sea más económica y asequible. Reconozco que no sé cuál es la solución, muy difícil sin duda, pero de lo que estoy segura es de que algo hay que hacer si no queremos morir de éxito.

tracking