Diario de León
Publicado por
FRANCAMENTE JUAN CARLOS FRANCO
León

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E l Consejo de Ministros parece que hoy tiene pensado volver a hacer algo por ese engendro que en su día se construyó, a prisa y corriendo, para cerrar la comunicación de la meseta con la comunidad gallega (y como no quedaba otra, en esa obra si nos tocó la pedrea de que pasara por aquí).

La decisión de bachear la Autovía del Noroeste me hace viajar en el tiempo para recordar a don Manuel recitando los versos de Rosalía de Castro ‘fun po lo vento e vin polo aire’ para destacar la obra de ingeniería que se había realizado para saltar las dificultades orográficas. También para al constructor del Real Madrid que, tras aterrizar en el Manzanal, sacaba más pecho por la adquisición de Figo que por la obra realizada por su empresa.

Años después, la única arteria de gran capacidad que comunica la comarca con el mundo exterior sigue cosiéndose a golpe de costurones y millones. En el último hilván nos tocará acoquinar otra talegada de euros, y, pese a ello, a duras penas, se podrán tapar algunas de las deficiencias que todos los conductores sufren a diario cuando se adentran en territorio berciano con dirección a la comunidad gallega o viceversa.

Las máquinas, esas que no han abandonado uno de los carriles de la A-6 en los últimos años, podrán continuar ocupando la calzada durante una buena temporada más para ‘disfrute’ de los turistas que se llevarán —otro más— un recuerdo imborrable de este territorio. Está claro que, mientras aguardan a que el semáforo de turno les dé vía libre para continuar con su viaje con destino final a las playas gallegas, al polvo a feria o la lluvia de Lugo, siempre podrán disfrutar y tomar unas bonitas instantáneas de las esculturas con las que, en su día, el previsor ministro Cascos sembró las cunetas del vial. Tan seguro estaba de que se iban a necesitar para distraer al personal que alguien, con ganas de investigarlo, debería mirárselo.

Esta vez serán veintisiete los millones que se llevará acabar con la presencia de parches. Otras veintisiete millones de excusas más que tendrán nuestros dirigentes para ‘pensárselo dos veces’ cuanto les toque decidir si acometen otra obra de envergadura en este territorio de la periferia autonómica y nacional.

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