Diario de León
Publicado por
javier tomé
León

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Mediada la fabulosa década de los 60, aquella época en que los acontecimientos dichosos alcanzaron y atropellaron a los españolitos de a pie, los ciudadanos de nuestro acongojado país se encontraron de repente con la radiante sorpresa de que tenían barra libre en cuanto a consumo de dicha y bienestar. La primitiva España en blanco y negro del pasado, tan despojada como ignorante, iría dando paso a un mundo en color que luchaba a brazo partido por engancharse al tren del crecimiento europeo. Fueron sin duda los años dorados del franquismo, cuando nació la clase media urbana y se establecieron los tejidos de un futuro que todos, niños y grandes, imaginábamos lleno de promesas. Los tiempos estaban cambiando, cantaba Dylan, una evidencia que se hacía palmaria por la mejora constante en la calidad de vida y la revolución consumista, cultural y hasta sexual que facilitó al personal licencia para sentirse importante. No conviene pasarse de nostálgicos, claro, pero lo cierto es que fue una época maravillosa.

Uno de los grandes referentes de aquella España acaramelada en la que todo iba bien fue el Seat 600, protagonista señero en muchos de los momentos más felices y viajeros de la memoria común. Hace la friolera de sesenta años que salió de fábrica el primero de unos curiosos cochecitos abombados que acabarían por formar tremenda escandalera, al ser símbolo de las ganas de vivir de un pueblo encandilado. Al igual que ocurrió en el resto del país, León también entró allá por la década de los 60 en otro ritmo vital gracias al aluvión de acontecimientos que se produjeron entonces y la enciclopedia de avances tecnológicos que se irían adueñando de todos los hogares. Los veranos olían a Nivea y a las canciones de Fórmula V, Los Diablos y otros de la nómina de conjuntos músico-vocales venerados por la llamada generación yeyé. Y también al rastro de libertad que dejaban los 600 por las traqueteantes carreteras provinciales. Creo, y no me equivoco, que el bikini y el Seat 600 han sido los dos acontecimientos más importantes y definitivos desde la invención de la bomba atómica.

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