Diario de León
Publicado por
al trasluz eduardo aguirre
León

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T odos somos guapos y guapas un día a la semana. Es decir, tenemos un día resultón. El mío, por ejemplo, es el martes. Mi esqueleto da la mejor versión de sí mismo, como el de usted la dará mañana o al otro. Esto de la guapura es así de democrático. Después hay unos pocos que, como Bertín Osborne o Jennifer López, necesitan dos días a la semana, por aquello de los bolos. Vale. Los demás aceptamos sin protestar tal enchufe, mientras se nos deje nuestra jornada semanal de esplendor. Y luego están ya los guapos y las guapas con asesor de imagen. O sea, líderes políticos que ejercen su guapura laborales, festivos y puentes. Unos pelmas. En 1977, se hizo muy popular una canción llamada Soy bellísimo, con aquel estribillo de «a la mierda mi cuerpo/si mi alma está sola». Aquel año, Pedro Sánchez estaba aún en la guardería, pero pudo aprenderla allí, como otros aprendimos Cinco Lobitos o Llevo el pecho tatuado . En fin, casi todos y casi todas nos conformamos con ese día de guapura a la semana. O con dos, como Bertín y Jennifer. Salvo ellos y ellas. O sea, el citado gremio del liderazgo, sección canon griego. Los hay en todos los partidos. A Sánchez le anuncias de repente que solo será guapo los sábados y le da un vahído. «¡Y para qué quiero ahora mi Air Force One, para eso he ganado una moción de censura?», preguntaría desazonado. Cree que las gafas de sol favorecen más en los espacios cerrados.

A nadie le amarga tener la proporción área en su sitio, pero hay algo excesivo en tanto culto al físico. Hasta Errejón ha posado para la revista Esquire, luciendo ropa y complementos de marca. En el Real Madrid, en 2003, se echó a Del Bosque por considerarse que ya no daba bien en las fotos alguien tan vetusto. En 2010, el prehistórico entrenador nos hizo ganar un Mundial.

Por supuesto, no reclamo el feísmo. ¡Tres hurras por las carnes prietas de Jennifer! Simplemente, tengo la sensación de que la política se ha contagiado de lo peor de la publicidad o del cine, de la sublimación de la imagen física. Y no se me ocurre otra manera de terminar con ello que sean los guapos y las guapas quienes no se presten al juego de las banalidades. Al pueblo llano, un día a la semana nos da para mucho. Uf.

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