Diario de León

león en verso

¿Dónde vas, Bermudo III?

León

Creado:

Actualizado:

El principio del fin que se extiende hasta hoy fue una pica de espuela, un arreón, ese arrebato inconsciente que bombea la sangre en el linde de la mayoría de edad; el célebre a que no hay huevos que pone al límite la sala de traumatología de urgencias, empujó a Bermudo III a la tumba; y a León, al plano de trastienda que le condena desde entonces. Aún quedan letras sin pagar de aquel rapto que hipotecó el desenlace del fracaso. El último rey leonés cayó por honrado y valiente; por necio y fato, también; cualidades todas que ahorran gasto en pruebas de ADN sobre el origen del sujeto. Resulta que gozaba de una montura con el doble de prestaciones que los rocines de sus mesnadas; con un espoleo, el alazán puso al monarca leonés ceño con ceño ante las tropas castellanas, que alentaba un conde con ínfulas, desposado con su hermana Sancha; las tropas, las leonesas, quedaron relegadas por la velocidad de Pelayuelo; inesperada, se supone. El resultado se conoce por dedicación de la Sociedad Española de Paleopatología, que da cuenta de un final traumático; por extensión, para un reino. A Bermundo le hicieron polvo el ojo derecho y trizas el maxilar superior; así lo descabalaron; luego, lo cosieron a hierro las huestes del ejército que fue a disuadir de su avance hacia el Cea; por si algún desnortado tenía dudas, el empuje castellano (de empujar, como Torra) precede al auxilio del resorte que le acomoda el estado de las autonomías; ese mismo desorden que VOX promete reducir a cenizas en cuanto disponga de votos para que el sermón pueda llegar trigo. Conforme a las cosas que se amontonan mil años después, a ver quién tiene la certeza de que no fueron sus soldados los que frenaron a los corceles para dejar al rey de León a expensas de las saetas de los sublevados en aquella colonia este del reino leonés; que parezca un accidente. La consecuencia forma parte del hecho fundacional del cuñadismo; Fernando I era un pájaro sin avión; se nota en el árbol genealógico regio que sucede al destino fatídico del último bastión de la corte asturleonesa. Bermudo no se acobardó; no se arrepentiría de ello si no fuera porque León no acierta a enaltecer su memoria más que con ofrendas de fin de semana que hacen de la calle a la que da nombre un torrente de vomitonas.

tracking