Diario de León

león en verso

A burro muerto, la cebada al rabo

León

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Un mediodía a la puerta del puticlub de Albires basta para comprender por qué el PIB manufacturero acerca León a Malawi antes que a California. Ayer, salió más madera de los bosques leoneses que del Amazonas; que la evacuación se produzca por los cauces del sur y el este en vez de por Vega de Valcarce es lo que marca la diferencia entre expolio colonial y operación mercantil. El saqueo de la madera no deja de ser otro ejemplo en el cúmulo de las acometidas a esta tierra en los últimos cuarenta años, desde que emergió en el status quo del trato entre políticos y administrados una figura que se llama estado de las autonomías. La riqueza forestal es otra parte más de la cadena que se saben de memoria en las tres generaciones de leoneses que en vida han podido dar cuenta del acoso. Los pinos se van con la misma celeridad que los chavales a los 18 años, si no antes; que el dinero a espuertas que envió la Unión Europea con el fin de frenar la sangría; al final, fluye lo que se urde. Qué éxito, el plan de despoblación. León es espejo de su campo tras la desbandada de codornices con la última luna llena del verano. Se descojonaron del asunto de Hulleras; se tomaron a chufla los mil primeros mil deportados de Villablino; y con idéntica indolencia, los últimos que le quedan a los nichos de la Vasco; arrasaron el tejido primario a base de leyes aterciopeladas para ellos y con piel de cardo para los de aquí; achicaron espacios a la industria, para obligar a los peces a emerger hasta aburrirlos y obligarlos a correr río abajo, con el pasaporte de la corriente a favor. Esos mismos son los que plantean hoy las medidas de choque, viejas, aquellas del León, ¡Hazte Oir!, que llevó este periódico a portada para dar voz a los que ya no se oía ni resollar. A males repetidos, ocurrencias inventadas. Un pacto por León, sugiere el flanco prosoviético para resucitar aquella fórmula de fin de siglo, que no aportó otro resultado que el aguillotinamiento de la UPL a manos del PSOE. A la calle, arengan los intermediarios que forman parte de la causa y ahora se ofrecen como solución. Ahora, que echaron a la gente; ahora, sí; ahora sopla el viento, cuando no hay barca, remos ni guitarra, que avanzó el cantautor para ahorrarles exabruptos a las víctimas.

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