Diario de León
Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

El presidente del PP, Pablo Casado, ha vuelto a insistir en su proyecto de ‘España suma’, que ya se experimentó en Navarra (aunque en aquel caso la alianza PP-Cs sumó a la Unión del Pueblo Navarro y no a Vox) y que el líder conservador pretende ahora extender a toda España con la integración del tripartito, aunque —y esta es la novedad— cada formación podrá mantener sus siglas para evitar la desnaturalización que produciría un indiferenciado totum revolutum.

El llamado de Casado es de sentido común: PP, Cs y Vox consiguieron en las últimas elecciones generales 11.170.000 votos y apenas 147 escaños, en tanto el PSOE, con 7.481.000 votos, logró 123 escaños y la suma de PSOE y UP, con 11.213.000 votos —prácticamente los mismos que la derecha—, obtuvo 165 diputados. A todas luces, la fractura de la derecha en tres opciones reduce su representación parlamentaria frente a una izquierda estatal en dos fracciones, como las cifras muestran.

Al parecer, la clientela general de Ciudadanos no se ha sentido demasiado perturbada por la mudanza hacia la derecha, que sí ha expulsado a sus cuadros más progresistas. Y dentro de la organización, las más bien escasas elites pensantes andan desorientadas y en situación de vacilante deriva intelectual. Las raras personalidades que todavía permanecen en el partido, como Luis Garicano, hacen juegos malabares para autojustificarse.

Es claro que la solución a la redundancia que supone que PP y Cs estén ubicados sobre el mismo espacio electoral no pasa por coyunturales alianzas: sencillamente, es absurdo y antieconómico que haya tres partidos conservadores, como lo fue en su día, en los albores de la Transición, que hubiera varios socialismos. De hecho, la única razón de que se mantenga la práctica superposición de tres opciones muy semejantes es la conveniencia egocentrista de sus respectivas cúpulas, que mantienen la soberanía sobre su fracción y sus expectativas de ocupar cargos institucionales de relieve. En definitiva, es evidente que el principal obstáculo de una convergencia entre PP y Cs es la pretensión explícita de Rivera de ser presidente del Gobierno, evidentemente incompatible con la idéntica que mantiene Pablo Casado. Así de simple. y así de cómico. En cuanto a Vox, no parece difícil que lo que fue durante décadas ala derecha del PP regrese a sus orígenes Los partidos no están, sin embargo, solos, y la derecha política tiene el acompañamiento de un juego de intereses económicos y sociales —las clases media-alta y alta, el empresariado, los rentistas, etc.— que aspiran, como es lógico, a que los partidos afines ganen elecciones y ocupen las instituciones. Serán estas fuerzas las que probablemente presionarán para provocar la integración, de la que dependen sus opciones electorales.

tracking