Diario de León

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A estas alturas del partido no vamos a intentar demostrar que a nuestra clase política, en general, siempre en general, respetando las excepciones, le ha faltado a través de los tiempos, cierta preparación intelectual. Precisamente cuando ésta ha existido, la excepción, inmediatamente se ha reflejado en el país y en los ciudadanos, valga la redundancia.

Desgraciadamente no estamos sobrados de grandes talentos en el mundo político español. Gritar, y mentir, sobre todo últimamente sí lo hacemos con frecuencia, pero decir cosas interesantes e inteligentes, que beneficien al ciudadano, eso, la verdad, no. Ahí está el ejemplo, solo es un ejemplo, de nuestro ínclito Dr. Simón que dice cuatro palabras y se equivoca en cinco. Pero ya digo que es sólo un ejemplo. He leído en algún lugar que le llaman bombero torero, vaya usted a saber por qué.

Volvamos a lo nuestro. Hace unas fechas y con una puesta en escena, diría que típica de su persona, la entonces ya ex portavoz del PP, Cayetana Álvarez de Toledo reunió a la prensa delante de los leones del Congreso para explicar, entre otras cosas, su desacuerdo en el razonamiento dado por el presidente del PP, Pablo Casado, sobre su cese como portavoz. Hasta aquí es la noticia, pero desde aquí como es de rigor, aparece la opinión.

¿Y cual es esa opinión?

Pues mire usted, efectivamente Cayetana es una persona muy bien preparada y dicen quienes la conocen de cerca, muy inteligente. Yo añado por mi cuenta que Cayetana está continuamente demostrando que además de su preparación, de su inteligencia, de su talento, ademas de todo eso, es atrevida, valiente, casi osada. Y eso en política no se si está bien visto. Sencillamente porque cuando un argumento que viene del adversario es contestado rápidamente y con sentido común, eso molesta y se rechaza. Seguramente en muchos de los casos sin razón, pero se hace. Así va la política, al menos en nuestro país.

Hacía un tiempito que dentro de PP, especialmente los barones pero no solo los barones, con Feijóo a la cabeza, se estaba manoseando el rumor de que Cayetana estaba incordiando más de lo debido con sus declaraciones. Y eso que era una «manchita» al principio fue extendiéndose, hasta hacerse grande y llegar a molestar al propio Presidente del PP.

¿Qué significa incordiar? Sencillamente hacer declaraciones que, a fuer de verdaderas, escocían de lo lindo en un lado y en el otro. Solo recordar cuando le dijo al coletas mirándole a la cara y en sesión parlamentaria, que él era hijo de un terrorista. (Por cierto, vaya cara que se le quedó del vice). Esa declaración, siendo cierta y llegando al electorado, no gustó tampoco en las tripas del PP. Y eso, al final, exige un peaje que el Sr. Casado no ha estado dispuesto a pagar. Lo más importante de este episodio es que Casado, que ha aprovechado la situación para hacer algunos nombramientos en el PP, no se arrepienta de la decisión tomada con Cayetana.

Tenemos un gobierno que sus actos o reacciones ante los acontecimientos de cada día, sirven para conocer si ellos están felices o no. Y en el caso de Cayetana, están encantados de que ya no sea portavoz del PP. ¿La razón de esa felicidad? Se han quitado de encima un grano que estaba haciendo mucha pupa y al que era muy difícil acallar. Dicho de otra forma; ¿bueno para el gobierno? Malo para el PP. Y viceversa.

En todo caso, vivimos una paradoja continua. Estamos en un momento que lo importante es unir y conseguir un bloque sólido y muchas decisiones de los partidos, especialmente de centro derecha o centro izquierda parece que quisieran ir cada uno por su lado y eso, ¿todavía no se han dado cuenta con lo listos que son?, eso, es la garantía de que nunca van a desbancar a la izquierda del poder. Vamos, digo yo, sin saber nada de esto...

La pandemia que vivimos, por un lado, y las consecuencias económicas que se avecinan si es que no están aquí ya, por otro, van a remover los cimientos de cualquier argumento político que no esté bien, pero bien enraizado. Será un terremoto, está siendo un terremoto que, no se podrá soportar por la escasez de salud y debilidad económica que ya tenemos encima. Es hora de pensar en futuro y sin agarrarse al poder por el poder. Esa gilipollez que suelen decir los políticos cuando llegan a un puesto de que vienen a servir y no a servirse, es ahora el momento de demostrarlo, aunque ya se sabe como somos. Nos preocupa más meternos con el Rey emérito que construir el futuro de España. Eso sí importa.

¿El futuro de Cayetana? El tiempo es ese gran juez que jamás se equivoca. Dejemos que pase y estemos atentos. Estamos en la era de la inteligencia emocional. Ya veremos..

Y mientras tanto, el Presidente de vacaciones sin decir ni «mu». ¡Eso es tener jeta y lo demás cuentos de hadas!

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