Diario de León

Aquí, vale todo. Por eso estamos como estamos

Publicado por
José María Prieto Serra | Escritor
León

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Es tal la cantidad de información que recibimos y a la velocidad que la recibimos que, como es lógico, al ir conociendo las últimas noticias, se nos comienza a olvidar la de hace unas fechas. Y eso, la verdad, no puede ser. Perdemos sensibilidad hacia lo que puede importar mucho y lo vamos dejando en el desván de nuestro cerebro y termina en eso, en desvanecerse. Una verdadera pena.

Pasan delante de nuestros ojos, de nuestros oídos, cantidad ingente de información, noticias, eventos, episodios que se van perdiendo en el olvido, precisamente porque otros nuevos llegan y volvemos a conocerlos de forma muy superficial sin profundizar en lo que verdaderamente significan. Otra pena.

Pero ¿entonces, cual es la solución? Debería ser estar muy atentos para lograr profundizar lo necesario en cada información para que no pasara ante nosotros a la velocidad del AVE y no pudiéramos darle la importancia que verdaderamente tiene.

Los últimos meses, han supuesto, están suponiendo, un devenir de acontecimientos, gran parte de los cuales, nos dejan literalmente con la boca abierta. Hay que convenir que todo comienza en el discurso, del que se cumplen ahora tres años, que hizo S.M. el rey Felipe VI, y que puso los puntos sobre las íes sobre cómo debería comportarse España, su política, sus partidos, para que esta nación continuase por la senda de nuestra Constitución, cuyos resultados hasta ahora, han convertido, habían convertido, a nuestro país en una país admirado y a la vanguardia de lo que nos rodeaba.

Pero, aquí, efectivamente vale todo. ¿Tiene que ir el rey Felipe VI a Barcelona a entregar los despachos a los jueces recién graduados, cumpliendo una tradición de 20 años? Pues el gobierno, ordena que no vaya y santas pascuas. El rey no va. Aquí vale todo. ¿Han jurado o prometido los ministros y vicepresidentes del Gobierno, sus cargos, acatando y hacer acatar la Constitución con lealtad a S.M. el Rey? Pues, no se hace y, naturalmente aquí no pasa nada porque aquí, vale todo.

¿El vicepresidente segundo, Pablo Iglesias y otros miembros del gobierno, se dedican a ir contra la Monarquía con ansia de hiena y el presidente Sánchez no pronuncia una palabra de defensa de S.M. el Rey o una palabra criticando esas voces acusadoras y que provienen del gobierno? Pues aquí no pasa nada porque aquí vale todo.

Mientras tanto, van entrando en confinamiento ciudades españolas a las que se les estrangula sus fuentes de ingresos y eso hace palidecer, como es lógico a las pequeñas y medianas empresas, con lo que eso, a nivel económico significa. Y naturalmente, aquí no pasa nada porque aquí vale todo.

Claro que los ciudadanos tenemos nuestra culpa, especialmente los jóvenes con sus no permitidas reuniones para celebrar cualquier cosa. Mucha culpa, muchísima, pero salvar ese problema pasa por la concienciación de esos jóvenes y no tan jóvenes para evitar esas concentraciones criminales. O aceptamos eso, o hundiremos el barco definitivamente. Pero ya saben, aquí vale todo.

El confinamiento de Madrid está por ver si era la solución o no para zanjar ese chorro de contagios de los que vivían allí. Las opiniones encontradas tienen como resultado, por lo general, que la casa sigue sin barrer pero es que aquí vale todo. Habrá que esperar resultados. ¡Qué manía el Gobierno con querer cargarse a la presidenta de la Comunidad de Madrid. Es obsesión. ¿Por qué no se actúa así en las comunidades regidas por el PSOE? Ah, perdón, es que aquí vale todo.

Y mientras tanto Europa esperando informes del Gobierno español de cómo se van a distribuir los fondos que tenemos asignados. También esperan en Bruselas cómo terminará el asunto de los presupuestos españoles. Aquí, soñamos con que no valga todo. Hay que pensar que en Europa las cosas se hacen despacio y bien y con el objetivo del bienestar de los ciudadanos. ¿Igualito que aquí, verdad?

Se acepte o no, yo creo que se acepta con mucha fuerza, estamos viviendo una situación que jamás podíamos imaginar. Pues a pesar de todo, podemos levantarla y darla la vuelta. Solo hace falta una cosa muy sencilla; que aquí, no valga todo. Así de sencillo y así de importante.

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