Con ustedes, el ministerio de la verdad
Somos un país de cuento de hadas. Sobre todo, de cuento, más que de hadas. Aquí, lo raro es estar a la orden del día y lo estrambótico suele ser habitual. Peor no se puede hacer.
Después de todo lo vivido, ahora resulta que nace un ministerio que se va a dedicar a decirnos qué es verdad y qué no lo es. O sea que volvemos al colegio. Y, claro, los medios de comunicación están que echan chispas. ¿Por qué no se hace al revés? Es decir, que seamos nosotros quienes digamos qué es verdad y qué es mentira de las cosas que nos dicen los distintos ministerios, cuando no la Presidencia del Gobierno, que tanto monta, monta tanto.
Sería divertido, ¿verdad? En realidad, ya lo estamos haciendo y descubrimos la cantidad de mentiras que parten de Moncloa y nos llegan a los ciudadanos.
Y, la verdad, no es divertido. Es triste. Es muy triste y muy descorazonador escuchar y vivir las barbaridades que salen de allí y llegan aquí sin que ocurra absolutamente nada. De nuevo la pregunta; ¿donde está la oposición?
¿A qué nivel de incompetencia llegan la mayoría de nuestros políticos que ostentan poder y que, en general, van tapando agujeros, con argumentos que, o son mentira o vienen envenenados? A un altísimo nivel, como todos los ciudadanos comprueban día a día. Y así, vamos haciendo, que dicen los catalanes.
Este nuevo ministerio de la verdad, se convertirá en una especie de censor, de los antiguamente eran criticados por gentes como los que hoy quieren recuperarlo. Y todo ello con un confinamiento sufrido y sufriendo en nuestro país que, según dicen los muy mayores, no han conocido nada igual desde la maldita guerra civil. Es cierto que casi todo en la vida está inventado y, ahora cuando nos quieren presentar el ministerio de la verdad, resulta que ya lo teníamos con la censura.
Pero como demuestra la experiencia, hay que perder para aprender. Y, ahora estamos perdiendo hasta la salud, el bien más preciado, que, por otro lado, queremos ganar a toda costa. A ver si aprendemos de una vez, que creo que ya va siendo hora.
En todo caso, debemos ser conscientes, creo que lo somos, de la descomunal crisis que estamos viviendo. Y como nuestra idiosincrasia, es como es, no queremos ni acercarnos, a las soluciones que ponen en marcha otros países europeos donde, como es lógico, se hacen las cosas, partiendo de un poder central que ayuda a poner las cosas en orden. A eso se le llama eficiencia.
Aquí, nuestro Dr. Fraude, ha «regalado» el marrón de las decisiones a las distintas comunidades autónomas y, claro está, el desastre ya lo tenemos servido. Me refiero a las decisiones difíciles, donde hay que mojarse de verdad. Las otras, las fáciles, ya las toma él desde su caballo blanco de la victoria. ¡Qué cosas oye!
¿Creen vdes, que todo lo que les he contado es verdad o, más bien, les he mentido?
El nuevo Ministerio de la verdad tiene la palabra. No de honor, claro. Pero tiene la palabra.
Dicen los chinos que en la meditación está la clave de la felicidad. Ahora vamos a tener tiempo hasta mayo para meditar. Nuestro país, España, se merece ser feliz. Y si tenemos el tiempo, lo tenemos todo, jajaja.
Menos mal que nos llega una muy buena noticia y es que parece que la vacuna que está fabricando Pfizer está teniendo una garantía del 90% o quizá más.
Verdadera alegría. Sería un magnífico premio para la sociedad, los profesionales médicos, las familias y en fin, todo el mundo, que en primavera/21 viéramos el futuro con la alegría que nos merecemos. Entonces sí, entonces estaríamos en la nueva normalidad. No ahora.
Ojalá sea así.