Diario de León
Publicado por
Francisco García de Diego
León

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PARECE que a Argentina, Francia y Uruguay el monzón asiático les ha sentado de pena. Debe ser ésta la primera vez que tres campeones del mundo tienen que volverse a casa a las primeras de cambio. Qué pena, sobre todo por los argentinos que, por una vez, no han tenido en el fútbol el bálsamo sentimental para aliviar la terrible situación social que están padeciendo. En el caso de Francia, como me decía ayer un amigo: «las penas con pan son menos». Ya veremos si Le Pen no se agarra al palo de la mancillada bandera para hacer su particular apología del fascismo, o si dicta responsable a Zidane de la derrota, por ser hijo de inmigrantes, que todo puede pasar. El batacazo de las tres selecciones campeonas trae a la cabeza la inevitable huelga general de la próxima semana. He escuchado al Presidente del Gobierno hacer algún símil futbolístico que no ha acabado de convencerme, por estar fuera de la mesura que caracteriza a Aznar. Prudencia que a más de uno ha conseguido desesperar. No estoy de acuerdo con la huelga, ni creo que los sindicatos y el PSOE tengan motivos para convocarla y jalearla, cada uno en su papel, pero creo que la movilización debe ser tratada con seriedad y sus previsibles consecuencias con mucho cuidado y sin ninguna prepotencia. En estos días estoy escuchando algunas declaraciones que parecen ayudar más al éxito del paro que a su desactivación. Mi impresión es que la ciudadanía, la gente, no está muy por la labor de la huelga y no la entienden en un país que pasa por un buen momento económico dentro de una estabilidad social y política considerable. No obstante, opino también que esos mismos ciudadanos requieren de sus gobernantes declaraciones templadas y acciones constructivas que no puedan ser consideradas una provocación por quienes desacertadamente, aunque con todo el derecho, juegan a desestabilizar y no a construir. La huelga no es un partido ni se puede ganar sin bajarse del autobús.

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