Diario de León

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Cumbre de la Tierra y boda

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A importancia de la Cumbre de la Tierra, convocada por las Naciones Unidas en Johannesburgo del 2 al 4 de septiembre, no se caracteriza porque Aznar no vaya a codearse allí con docenas de líderes del mundo, no todos ellos de grueso calibre, sino porque el planeta en que vivimos está en peligro por la acción de sus propios habitantes y, sobre todo, de las grandes empresas que más lo contaminan. Algunos socialistas están criticando la anunciada ausencia de Aznar de ese concilio universal orientado a hacer posible un desarrollo que no dañe irreversiblemente al planeta, pero nuestro presidente tiene una excusa válida, la boda de su hija, el día siguiente al cierre de la cumbre. Bien es verdad que al socialista Zapatero le estuvieron dirigiendo sarcasmos los portavoces populares y el mismo Aznar por una gripe que le impidió asistir y participar en un pleno parlamentario de esta legislatura. Y si comparamos una sesión legislativa en España con un cónclave mundial sobre el destino del globo que habitamos, y de su sanidad vegetal, podría deducirse que la cumbre de Johannesburgo es más importante, porque afecta al instinto de conservación de la especie humana, que es la nuestra. Pero la boda de una heredera, por no salirnos de la actual incertidumbre sucesoria, es un acontecimiento de gran relieve en la biografía de un padre, y más si el enlace tiene proyección nacional, por la condición de los contrayentes, hija ella del presidente del Gobierno y joven él madurado en los bastidores más activos del PP y de las relaciones centristas/democristianas internacionales. A la cumbre de Johannesburgo acudirá una representación española, pero en ella no tiene plaza ninguna ONG dedicada a velar, contra los contaminadores, por la salud del planeta. Y eso también se ha criticado, sobre todo porque Greenpeace, cuyos tentáculos informativos compiten, aunque en otro plano, con los de Amnistía Internacional, presentará en la Cumbre de la Tierra un amplio y minucioso informe con la lista de las 37 empresas que más contaminan en el mundo. Y una de esas empresas es la sueca Boliden, cuyos vertido tóxicos en Aznalcóllar afectaron muy negativamente la fauna y la flota de Doñana y un amplísimo territorio andaluz de recuperación lenta y costosa. Ese delito ecológico, calificado por Greenpeace como crimen corporativo, igual que los de las otras 36 empresas denunciadas, tal vez aconsejase la presencia del jefe del Gobierno español en Johannesburgo, para hacer fuerza, con la prueba del daño de Boliden en nuestras propias tierras, para que antes del 2005 pueda aflorar una norma global, de obligado cumplimiento, que concrete la responsabilidad corporativa por los crímenes ecológicos.

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