Del Auditorio a la Puerta deAlcalá

Lo sé, pero no me acuerdo -ah, sí, fue Paul Valèry- el que dijo que la parte más profunda del hombre es la piel. Lo ha tenido muy en cuenta el Partido Popular de cara al noveno plenario congresual que se inicia y termina hoy mismo en el Auditorio Ciudad de León y preside el corregidor Mario Amilivia. Un congreso para la rutina. Sin novedad, mi sargento. El plenario azul convertirá a Juan Vicente Herrera en el líder del PP regional y en aspirante indiscutido a la presidencia de la Junta, y reafirmará como secretario regional a Alfonso Fernández Mañueco. La renovación es por las alturas. Lo demás no se mueve: Mario Amilivia y Tomás Villanueva ocuparán las vicesecretarías de Organización y de Acción Electoral, respectivamente. La portavocía en el Palacio de Fuensaldaña será la misma: Francisco Vázquez, y así casi todo lo demás. En lo que respecta a León, no se mueve ni una hoja, pese a que el partido ha sufrido no pocos vendavales: Alfredo Prada, vicepresidente del Senado, será coordinador de Organización en la nueva Ejecutiva, y el profesor Arvizu secretario del área de Estudios y Programas. Nada nuevo bajo el sol. Y menos todavía en las vocalías leonesas en la Ejecutiva regional: serán para José Antonio Díez y Díez, alias señor Veinte; para Fátima López Placer, vigilante de la gaviota en El Bierzo; y para dos históricos de la continuidad: el ex alcalde Juan Morano y el ex ministro Manuel Núñez Pérez. Ya ven: un póker que de renovación tiene lo que yo de arcipreste mitrado. Por designación entra en el cupo Luis Aznar e Isabel Carrasco como consejera. El cónclave del Partido Popular es como una fiesta gremial con artistas invitados de máximo nivel: presidente del Gobierno, ministros, titulares de Autonomías, altos cargos y otras estrellas. Todos están hoy convocados en el Auditorio, el día más leonés: la festividad de San Froilán. Nada tiene que ver la liturgia anacoreta del obispo santo, ni las alforjas de su mula con bandera republicana pintada por Jular; nada, digo, tiene que ver con el esplendor del Congreso Regional del PP. Más que un congreso es una convención. Todo sigue igual para que nada cambie. La tradición es siempre terca. Quizá por eso mismo hoy almorcé una morcilla, y mañana compraré avellanas en La Virgen, admiraré a los alfareros o a los ilusionistas que se instalen en la calle Ancha. En el Auditorio está ya todo escrito. En la calle, no. Unas fiestas que coinciden con el acto sindical, convocado por UGT y Comisiones Obreras, en Madrid, Puerta de Alcalá, bajo el lema: «Por la derogación del decretazo». León aportará casi una decena de autocares. Los datos del paro correspondientes al mes de septiembre, hechos públicos ayer, han acelerado la adrenalina de los sindicalistas. Están eufóricos. Y no sólo los que han imitado la grandeza de la marcha negra de los mineros de Laciana, arrancando desde Córdoba, sino todo el arco sindical. Hoy será inevitable echar mano de Víctor Manuel y de Ana Belén: «Mírala, mírala, ahí está, la Puerta de Alcalá». Desde León, Aznar no mirará de reojo: tiene la certeza de que la televisión no será motivo de alarma social.