Diario de León
Publicado por
Manuel Martínez
León

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Desde el año 2000 se celebra, todos los últimos sábados del mes abril, el Día Mundial del Veterinario. Iniciativa concebida por la Asociación Mundial de Veterinaria (AMV por sus siglas en inglés) para conmemorar el nacimiento de la profesión y la ciencia veterinaria.

Aunque la veterinaria es una profesión mil milenaria de la que existen precedentes históricos de su ejercicio en la civilización mesopotámica, en los papiros egipcios de Lahun y en la literatura vedas de la antigua India, no fue registrada como tal hasta la creación en 1761, en la ciudad de Lyon, de la primera escuela de veterinaria del mundo. Fue Luis XV quien, turbado por las grandes epizootias que asolaban Centroeuropa, encargó a Claude Bourgelat la fundación de la primera escuela de medicina veterinaria del mundo. A partir de entonces suceden la creación de otras muchas, entre ellas y casi inmediatamente la de Alfort, cerca de París, en 1764. En España, se implantó la primera escuela en Madrid casi treinta años después, en 1788, sucediéndola las de Córdoba y Zaragoza en 1847. La cuarta Escuela Subalterna de Veterinaria española se creó en León por Real Orden de 16 de marzo de 1852, en el antiguo Convento de San Marcos, donde permaneció ubicada ocho años, pasando posteriormente al antiguo Convento de los Descalzos. En la actualidad goza de unas magníficas instalaciones en el Campus de Vegazana, bajo los estándares de calidad acreditados por la Asociación Europea de Establecimientos de Educación Veterinaria (en sus siglas inglesas Eaeve).

El Día Mundial de la Veterinaria también rememora las primeras medidas puestas en práctica en la lucha contra la peste bovina por parte de Bernardino Ramazzini (Capri 1633-Padua 1714), considerado el padre de la medicina del trabajo, y el también higienista Giovanni Maria Lancisi (Estados Pontificios, Roma 1654–Roma 1720), que dieron un enfoque postmedieval a las medidas epidemiológicas y preventivas conocidas hasta entonces.

Fue también la lucha contra las epizootias, especialmente la peste bovina que por aquel entonces diezmaba los rebaños y producía grandes hambrunas, la que propició que la Organización de las Naciones Unidas creara en 1924, impulsada por algunos veterinarios visionarios, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), de cuyo nombre original “Oficina Internacional de Epizootias” mantiene su acrónimo, y que se anticipó veinticuatro años a la de la propia Organización Mundial de la Salud (OMS), fundada en 1948, dos años después de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), instituida en 1946. De hecho, gracias a estos organismos, la peste bovina es la primera enfermedad animal erradicada en la historia de la humanidad, junto con la viruela humana que fue la primera, permaneciendo ambas en la actualidad como las dos únicas enfermedades oficialmente erradicadas de la faz de la tierra con el poderoso instrumento de las vacunas como herramienta indispensable en la planificación de la eliminación de las mismas.

La cuarta Escuela Subalterna de Veterinaria española se creó en León por Real Orden de 16 de marzo de 1852, en el antiguo Convento de San Marcos, donde permaneció ubicada ocho años, pasando posteriormente al antiguo Convento de los Descalzos

Este año el lema del Día Mundial del Veterinario que se celebra hoy, 24 de abril de 2021, responde a una temática de rabiosa actualidad: ‘Respuesta de los veterinarios a la crisis del covid-19’, y pretende recordar a la sociedad las contribuciones de los veterinarios a la salud de los animales, las personas y el medio ambiente, bajo el paraguas del internacionalmente reconocido concepto de ‘One Health’ (Una Sola Salud). No hay duda de que la profesión veterinaria no solo ha contribuido a lo largo de la historia a mejorar la producción de alimentos sanos y seguros, sino que además la medicina veterinaria contribuye al bienestar de nuestros animales y sobre todo ha reducido sobremanera el riesgo de exposición del hombre a enfermedades zoonósicas clásicas (brucelosis, tuberculosis, hidatidosis, gripes de origen animal, etc.) o emergentes (VIH o virus de la inmunodeficiencia humana, BSE o “enfermedad de las vacas locas”, dioxinas en pollos belgas, SARS o síndrome respiratorio agudo y grave, MERS o síndrome respiratorio de Oriente Medio, Ébola, Nipah, fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, virus de Schmallenberg, etc.) y por supuesto está en primera línea en la lucha contra la covid-19, producida por el SARS-CoV 2. De hecho, el 61% del total de las enfermedades transmisibles de la especie humana son zoonósicas, el 75% de las enfermedades emergentes humanas provienen de los animales, 3/5 partes de las nuevas enfermedades humanas que aparecen cada año son de origen animal y el 80 % de los agentes patógenos utilizados en bioterrorismo son zoonósicos. También es necesario señalar que del ejercicio profesional de los veterinarios depende la mejora en la producción de los alimentos y sus consecuencias en el cambio climático. Se estima que las enfermedades animales provocan unas pérdidas en la producción pecuaria mundial entre el 25 y el 33% de la misma.

Desde el Sindicato de Veterinarios de León (Sivele-Uscal) queremos destacar que desde que el pasado 11 de marzo de 2020 la OMS declarara la pandemia causada por el SARS-CoV-2, todos los veterinarios de la provincia se han mantenido, como servicios esenciales que son, colaborado desde el primer momento con las autoridades sanitarias prestando su aparataje e instrumental clínico, vigilando la salud y el bienestar de los animales de producción, compañía o recreo, controlando la fauna y la sanidad ambiental, inspeccionando los alimentos en origen y en destino, garantizando el comercio mundial seguro de animales y sus productos, participando en el diagnóstico por RT-PCR, investigando las causas, los tratamientos y la profilaxis del coronavirus en las personas y en los animales, ejerciendo la docencia, ofreciéndose para la planificación, logística y, en su caso, aplicación de las vacunas y desarrollando el resto de sus actividades cotidianas con innegable profesionalidad y asumiendo el consiguiente riesgo físico y psíquico que comporta el ejercicio de una profesión sanitaria decretada como esencial desde el primer momento de la pandemia, aunque no figurara como tal en el primer decreto de alarma que inmediatamente se tuvo que subsanar ante el injustificable descuido.

Especial relevancia queremos dar al trabajo llevado a cabo en León por el Laboratorio Regional de Sanidad Animal, adscrito al Servicio de Sanidad Animal de la Dirección General de Producción Agropecuaria de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, al cual mediante Resolución de 16 de abril de 2020 (Bocyl de Lunes, 20 de abril de 2020), de la Gerencia Regional de Salud de Castilla y León, se le encomendó la realización de pruebas analíticas de detección del virus covid-19. Desde entonces, dicho Laboratorio ha realizado miles de pruebas, que podrían haberse triplicado si los gestores sanitarios hubieran visto la importancia vital de aumentar considerablemente las mismas como uno de los principales instrumentos de diagnóstico precoz, y por tanto de contención de la pandemia. Pero es más, si dicho Laboratorio estuviera incluido, no solo en el Sistema Público de Salud sino también como un centro y establecimiento sanitario más del propio Servicio de Salud (Gerencia Regional de Salud) y adscrito, con el resto de laboratorios públicos, a la Red de Vigilancia Epidemiológica de Castilla y León, ni siquiera hubiera sido necesaria una encomienda de gestión a partir del día 20 de abril, sino que hubiera estado operativo y disponible desde el mismo día 11 de marzo cuando se declaró oficialmente la pandemia, contribuyendo así, 40 días antes, con mucha más agilidad y rapidez a romper la cadena de contagios que tantos estragos sanitarios y socioeconómicos ha causado durante estos meses.

Del mismo modo, las Unidades Veterinarias de León han estado prestando servicio permanente a los ganaderos durante toda la pandemia, llevando a cabo todas sus labores administrativas y de campo. Eso sí, con todas las medidas de organización del trabajo aconsejables para sortear el contacto social y el resto de medidas de bioseguridad establecidas por los Servicios de Prevención y por la propia Consejería.

Gracias a este gran trabajo y esfuerzo de los Servicios Veterinarios y del sector ganadero, en el mes de marzo, León como el resto de las provincias de la Comunidad, ha sido declarada oficialmente libre de brucelosis bovina por la Comisión Europea. De este modo, el estatus sanitario alcanzado por el sector bovino, se une al del ovino y caprino que ya le alcanzó en el año 2013.

Por su parte, los Servicios Veterinarios adscritos a la Consejería de Sanidad han mantenido permanentemente activa la Red de Alerta Alimentaria León, que interacciona el Sistema Coordinado de Intercambio Rápido de Información (Sciri) y el resto de cuestiones relacionadas con la Salud Pública. Durante la pandemia han llevado a cabo los programas de vigilancia y control de todos los centros de producción de alimentos básicos y medios de transporte alimentario, de manera segura y coordinada con los Servicios Veterinarios Oficiales de Agricultura, Ganadería y D.R. Ello ha permitido garantizar la seguridad sanitaria de los productos y conocer las necesidades de provisión de alimentos, no solo para responder al abastecimiento de los mismos, sino también para asegurar el corredor sanitario necesario que avaló la entrada y salida de personas, materias primas y productos elaborados con destino o procedentes de establecimientos en los que se han producido alimentos, incluidas las granjas, lonjas, fábricas de piensos para alimentación animal y los mataderos, tal como estableció el Real Decreto por el que se declaró el estado de alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el covid-19.

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