Diario de León

Una nueva Iglesia está naciendo

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La combinación del confinamiento a causa de la pandemia del Covid 19 y los miedos postpandémicos, unidos a las largas horas de sentada frente a la TV, han generado una nueva forma de entender y vivir la religión. La vida religiosa ha sufrido alteraciones considerables como efecto del coronavirus. La pandemia ha impedido la celebración comunitaria de la fe. Pero también ha ofrecido oportunidades de vivir la fe en familia, de tener tiempo para acercarse a la Sagrada Escritura y de celebrar los ritos sagrados en red. Esta circunstancia ha hecho que la realidad de la iglesia esté cambiando radicalmente en todo el mundo y también en España. Lo que hoy se constata en las iglesias de España es una caída importante de la práctica de la misa dominical presencial.

De un pequeño sondeo realizado entre católicos que, obligados por la pandemia, dejaron de ir a la parroquia y comenzaron a seguir la misa por la TV, son muchos los que dicen que para vivir su fe ya no sienten la necesidad de acudir a la iglesia. En tiempos anteriores a la pandemia, los feligreses acudían con mayor o menor asiduidad a su parroquia. La parroquia era ciertamente un lugar de encuentro, una forma de ayudar a la interacción social. Ahora la palabra parroquia está adquiriendo un nuevo significado. Con la pandemia y los siguientes miedos, la comunidad parroquial se ha convertido en algo residual y no tiene visos de que vaya a cambiar en un futuro próximo.

Algunos analistas de la religión piensan que la Iglesia y los católicos se están moviendo hacia un «metaverso católico». El metaverso es un mundo virtual donde los individuos interactuan y presentan sus opiniones de forma anónima en plataformas intercambiables en las que pueden participar toda clase de individuos sin ningún vínculo entre sí, ni con una comunidad determinada.

Algún día la pandemia será controlada, pero esta nueva Iglesia ¿podrá seguir siendo controlada por Roma?

En España todavía estamos lejos de esa comunidad metaverso, pero en el horizonte se vislumbra una realidad virtual que se va imponiendo y que va mucho más allá de la asistencia a misas en red. Lo que está viniendo es un desarrollo de plataformas en red que permiten a las personas inventarse a sí mismas y existir en un mundo virtual seudo-anónimo. El metaverso pronto será una realidad alternativa. Su fundador, Mark Zuckerberg, dice que dentro de los próximos cinco años Facebook será una «empresa metaversa», cuyo objetivo será brindar una sensación de presencia mucho más fuerte, una forma más natural de interactuar. La religión también está presente en los planes de Zuckerberg para ser integrada en las plataformas de Facebook, que incluirán diversos sistemas socio-culturales y religiosos a los que cualquiera podrá acceder. El acceso remoto a estas plataformas puede ofrecer todo lo que antes ofrecía la parroquia: predicación, estudio de la biblia, catequesis, etc., y va a permitir a las personas elegir a quien escuchar y con quien relacionarse. Esta iglesia virtual en germen ofrecerá plataformas de diálogo, el mismo diálogo que pidió el Papa Francisco, al menos 49 veces, en su encíclica Fratelli Tutti y que ha vuelto a pedir en la convocatoria del Sínodo de Obispos de 2023.  El Papa Francisco al convocar el Sínodo quiere adelantarse a estos tiempos y escuchar el pensar de todos los católicos para adaptar la Iglesia a los nuevos tiempos. El diálogo, dice el Papa, nos llevará a eliminar las amenazas de guerra, el hambre, la pobreza, la degradación ambiental, el racismo, la discriminación y la violación de los derechos humanos.   Francisco nos invita a hacer realidad el sueño de Dios de un cielo nuevo y una tierra nueva para todos, a honrar a nuestra Madre Tierra, a respetar las diferencias culturales y a defender un mundo justo. «Ya no hay judíos ni griegos, ya no hay esclavos ni libres, ya no hay hombre ni mujer, porque todos sois uno en Cristo Jesús» ( Gálatas 3:28).

Cuando esta iglesia metaverso sea una realidad, si es que algún día lo llega a ser, la pregunta clave será: ¿Podrá la Iglesia jerárquica controlar estas plataformas y las doctrinas que en ellas vayan apareciendo? ¿O las diversas comunidades virtuales católicas podrán crecer según las orientaciones de sus participantes? Algún día la pandemia del Covid 19 será controlada, pero esta nueva Iglesia ¿podrá seguir siendo controlada por Roma?

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