Diario de León
Publicado por
José María Prieto Serra, escritor
León

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Hace ya muchos años, los sufridos vendedores de la Once, cantaban al público que caminaba en los alrededores de donde ellos, los vendedores, estaban. Caminar por la calle y escuchar la melodía de esos hombres y mujeres, diciendo que tenían 50, o 40, o 20 cupones iguales para hoy, era síntoma de que la calle se movía. Tenía vida. Y además, si te animabas a comprar un cupón, podrías optar a un premio.

Me ha recordado esa cantinela a la foto que el presidente (dice la RAE que la palabra presidente debe escribirse con minúscula) mentiroso se ha hecho con un grupo de 50 personas a las que ha invitado al Palacio de la Moncloa para conocer de primera mano, las inquietudes y peticiones de esa gente y del ciudadano en general. Efectivamente eran todos iguales. En muchos sentidos. Hasta gente de su partido en plan topo estaba mezclada con el grupo. Se sospecha que incluso estaba su jefe de Gabinete, Oscar López, noticia, por otro lado, no confirmada.

Inmediatamente yo me pregunto; ¿por qué es tan raro nuestro presidente? Y me sigo preguntando, pero ¿por qué no invita a esos periodistas a los que no quiere ver ni en pintura y les pide que le cuenten también sus inquietudes y lo que, ellos piensan que le falta a España? La contestación a estas preguntas es mucho más difícil que explicar el misterio de la Stma. Trinidad. Ya te digo. Pero hay una palabra que todo el mundo piensa pero que nadie dice; sencillamente por miedo.

Dijo Fernandez Miranda, cuando orquestó desde su talento, al llevar a cabo la transición española del 78, que “se iba de la ley a la ley, pasando por la ley». Nuestro hombre, el presidente, que además de mentiroso le gusta copiar, como ya se demostró con su tesis académica va del ridículo al ridículo, pasando por el ridículo. Personalmente, pienso que se da perfectamente cuenta de lo que hace y que le importa un pepino lo que piensen los demás. El va a lo suyo y morirá en el empeño.

Pero, amigo mío, ya estamos, queramos o no, en periodo electoral que esta vez, será eterno y ya se sabe que cuando el político está en periodo electoral, suele ser como una mujer embarazada con caprichos. Pide y hace las cosas mas estrambóticas que su imaginación reclama.

No tendremos otro remedio que hacernos a la idea que vamos a vivir una época llena de mentiras, insultos, salidas de pata de banco y cualquiera otra actividad que tenga por objetivo hablar mal, echando la culpa de lo que pase, a la oposición, a la pandemia, a la sequía, al granizo, a Putin y a Macron que ya no quiere ni vernos con motivo del gasoducto propuesto por Sánchez. Es decir, vamos a vivir un tormento que, o la economía nos da una oportunidad o veremos cosas que como dijo, la madre de Pagaza, en otra dramática situación, nos helarán la sangre.

Y mientras, nosotros, los españoles, nos entretenemos en estas tonterías, la vida va pasando y los ministros del gobierno, se dedican a insultar a la oposición y concretamente a su líder, pues Europa, que, cada vez está más lejos de España, sigue con su camino tomando decisiones coherentes y dando oportunidad que las distintas oposiciones de sus gobiernos, puedan exponer su opinión, precisamente porque se les ha consultado. Rara avis en nuestro Gobierno.

He visto solo una parte del esperado debate cara a cara entre el presidente mentiroso y el líder de la oposición, en el Senado. Nuestra clase política tiene que aprender mucho, todavía. Se presume de demócratas y su actitud, especialmente la bancada de la izquierda, es un bochorno para cualquier cámara.

Del tramo que he visto, una eternidad de tiempo para la intervención del presidente y apenas quince minutos para la respuesta del líder de la oposición. Quizá esté, por estatutos o ley, estipulado así. Pero llama la atención la ventaja de uno y la desventaja de otro. Me llamó la atención la claridad, unida a la serenidad que empleaba Núñez Feijóo, en sus contestaciones a los planteamientos del presidente.

En en un momento del debate, que Feijóo hablaba de los insultos por él recibidos de los ministros del gobierno en las últimas jornadas, les miró a ellos y les dijo, “ahora sé por qué me han estado insultado sus Señorías. Si no lo hacían les cesaban y claro ustedes preferían divulgar el insulto que ser cesados”.

Así está nuestra clase política. Hay que ir preparándose porque queda año y medio aproximadamente, para ir a las urnas. Tal como están las cosas, una eternidad.

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