Diario de León
Publicado por
Andrés Mures Quintana
León

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El 2 de mayo de 2019 se cumplieron 140 años de andadura del Partido Socialista desde que en mayo de 1879 Pablo Iglesias Posse fundara la institución. Esta conmemoración fue celebrada por todo lo alto a lo largo y ancho del país, siendo hace esos cuatro años la simpar Carmen Calvo, miembro entonces de la Ejecutiva socialista como Vicesecretaria del Área de Igualdad, la que se encargó de dar brillo y fulgor a este acontecimiento. Aquella frase que hizo fortuna hace tiempo «cien años de honradez y firmeza» cobró actualidad en esta efeméride que relatamos. Hace pocos días el profesor Tamames, que tan bien conoce la fauna política de nuestros lares, la recordaba con sorna y coña marinera en una de las muchas entrevistas que está concediendo estos días enfrascado en esa ruleta mágica de la moción de censura que le ha «encalomado» Santi Abascal. Nunca creí, como alumno que fui del eximio profesor hace ya décadas, que con el tiempo se iba a prestar a un sainete de tamaña naturaleza, pero siempre me viene a la mente aquella afortunada frase de don Quijote: «cosas veredes Sancho». Qué razón tenía el ingenios o hidalgo manchego.

Lo de cien años de honradez hace desternillarse de risa al más pintado recodando los tiempo de Felipe González y su Malesa, Filesa, Time Sport, Boletín Oficial del Estado, Cruz Roja, los cafelitos de Juan Guerra, las subvenciones a las minas de Aznalcóllar donde la chiquitina de Chávez prestaba servicios. Más al amparo de la actualidad tenemos los trenes-barriga que no caben ahora por los túneles que llevan cien años construidos, los tejemanejes de Ximo Puig y su estupenda familia, los Erte andaluces, los sindicalistas de los atracones de cigalas, los curriparlantes de Baena al guateque de Marbella, para terminar con Tito Berni y las cenorras con final feliz. Es todo tan surrealista, tan cutre, tan soez, que el milagro es que no apedreen a Sánchez cuando va de gira por países donde la seriedad es lema de cada día. Qué habrá pensado la premier finlandesa teniendo delante de sí a este filibustero de la política que en mal día arribó a los salones de La Moncloa. La última jerigonza del PSOE se titula, «el partido de la gente». Muchos nos preguntamos, ¿de qué gente habla Sánchez? ¿De los de la camiseta de tirantes de nutrida barriga danzando con las pilinguis a la luz del neón mientras otro más allá se espolvorea la napia con nieve en polvo? No es de extrañar que Falconetti le haya cogido gusto al trimotor o al Superpuma. Tiene en alguna medida razón, ya que lo de pisar la calle se le ha vuelto tarea imposible. Por esa misma razón, lo de la gente parece sacado de un spot de Gila de los años sesenta..

El partido de la gente ha andado un poco retrasado en su milonga del Tito Berni. Por muy poco no coincide con los pasados carnavales; ha sido una pena, así la broma de mal gusto hubiera resultado redonda.. Quedan tres meses escasos para que vayamos a elecciones. Sánchez debe de andar ligeramente preocupado, pues el panorama se le ha tornado borrascoso. De todas formas, quizá piense que no llegará toda la sangre al río, a fin de cuentas esta derecha monjil que tenemos la desgracia de padecer, primero con Mariano y ahora con Feijóo, probablemente no le quite del todo el sueño al faraón de Moncloa. Para remate, un señor del prestigio de Tamames, un icono de la Transición, se ha prestado a salir a la pista del circo a hacer malabarismos por no decir el más sonado del los ridículos. Por eso a Sánchez, aunque se le hinche a veces la vena del cuello, no se le borra la sonrisa. ¡Ay Cayetana y Macarena! qué triste y aburrido está el patio sin vosotras. Pena de la bella Inés, que perdió la brújula hace ya muchas lunas. Y así nos va, en un sinvivir día sí y otro también. Lo que hubiera disfrutado don Francisco de Quevedo y Villegas, o el mismísimo Muñoz Seca. Sólo nos queda la amazona de la Puerta del Sol para dar marcha al tiovivo. Y ¡vaya que le da!

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