Diario de León

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Antes, cuando éramos niños, los magos sacaban conejos de la chistera. Ahora, en España se sacan pisos. Bate todos los récords conocidos, la desfachatez que tiene el presidente mentiroso que ha insistido, utilizando los pisos del Sareb, insistiendo en su oferta y ha sacado de la chistera 43.000 pisos más, como prueba demostrativa que quiere arreglar el envenenado asunto de la vivienda en nuestro país. De momento, cree que, con estas actuaciones circenses, está arreglando las elecciones del 28-M. Del arreglo o no, de las viviendas para los jóvenes, ya hablaremos. Pues parece que de esa chistera que quiero hablarles, de nuevo saca 10.000 pisos más. Esto es jauja.

Desconozco si es candor, inocencia o fanatismo creer lo que dice el presidente mentiroso, estén o no cerca las elecciones. Pero en este caso están cerca. Algo tendrá que ver. Se da por supuesto que él cree que es rentable para conseguir lo que él quiere, hacer lo que está haciendo.

Pero el horno no está para bollos. El presidente, salta por encima de lo que sea, con tal de no abandonar la Moncloa. Las pruebas más contundentes de lo que digo a las elecciones más contundentes de lo que digo, vendrán en los días que son, de verdad, «de campaña», los que son vísperas de las elecciones. Pero a juzgar de lo que conocemos ahora, no es difícil imaginar de lo que seremos testigos en esos días preelectorales.

Ahora es cuando se están recogiendo los frutos de tener un gobierno de coalición que se llaman progresistas. Al principio todo eran días de vino y rosas. Pero el tiempo pasa, el vino se acaba y las rosas se marchitan y parte de esa coalición ha comenzado a revelarse y a exponer con fuerza sus opiniones. O sea, echar las patas por alto. Piénsese en la historia de la ley de solo ‘sí es sí’. Una vergüenza que después de mil rebajas en condenas y más de 700 excarcelaciones, por fin, gracias al acuerdo PSOE y PP, parece que se ha corregido la situación. Pero se ha tardado demasiado y todavía tendremos dolor de cabeza.

En condiciones normales después de esta corrección de la ley, alguien tendría que haber dimitido, ¿verdad? Pues aquí no dimite ni el tato. Ni pensar en ello. La palabra «dimisión» para el Gobierno es como la palabra «imposible» para un buen vendedor. No se admite.

Sucede, además, que el presidente mentiroso no acepta las más que merecidas dimisiones que ya se habrían producido (Marlaska e Irene Montero). Él defiende, pienso yo, que hay que aguantar hasta el final de legislatura y no dar oportunidad a los que opinan a favor de remodelar el gobierno cuando el gobierno falla.

En todo caso, la experiencia vivida, pero no terminada, no tiene desperdicio. La actuación de este gobierno tiene una similitud preocupante a lo que dicen los libros que es una dictadura. Pero desde el poder todo se ve distinto. Y no se aceptan reproches a su actuación. Al contrario, se suele responder cuando se hace alguna crítica, criticando más al que critica, con lo que reconocemos de forma sencilla el dicho de que la mejor defensa es un ataque.

Para completar la, situación en que se está viviendo en España, primero fueron los letrados, más tarde los empleados de la Justicia y ahora jueces y fiscales. Lo que están inmersos en huelga total, exigiendo mejores salarios.

Que todo un país esté sufriendo un atasco en temas judiciales nos sitúa al final de una lista, o al principio, de los peores, también en ese campo.

Qué quieren que les diga. Así somos.

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