Diario de León

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Les voy a contar una historia.Resulta que el fiscal general del Estado. Álvaro García Ortiz tiene también lo suyo que no conocíamos. No conocíamos, pero empezamos a conocer. ¡Qué jeta, por favor! Esto no se termina jamás. Parece que solo dos horas después de anunciar Pedro Sánchez la disolución de las Cortes y, por tanto, la convocatoria de elecciones generales, Álvaro García Ortiz ya se puso en marcha para cometer una nueva fechoría.

La verdad que las gentes pertenecientes o incluso simpatizantes del PSOE en cuanto tienen la mínima oportunidad, zas, montan un lío. Y así no hay quien haga nada. Ahora, Álvaro García Ortiz, fiscal general del Estado, ha nombrado a toda prisa a la nueva fiscal de sala de Memoria Democrática.

Se decía y se aceptaba que esta fiscalía era algo pretendido desde hace años por la que fue ministra de Justicia, y después fiscal general del Estado, Dolores Delgado, en los ambientes, Lola, Lolita, Lola, actual pareja del exjuez estrella Garzón. (Se puede comprobar a simple vista que hay un batiburrillo entre ellos que, como Juan Palomo, yo me lo guiso y yo me lo como. Qué gente oiga)

Esa fiscalía de sala de Memoria Democrática, se dice que era un puesto muy solicitado por la gente de la profesión pero que no estaba nada claro que se consiguiese por cauces normales y establecidos, sino que siempre hay algo de por medio que impide el cauce normal y promueve el anormal, como es el caso de esta historia.

Fácil entender que el cauce anormal, significa los amigos, las influencias, en otras palabras, el dedazo. Y esa es nuestra desgracia, quiero decir la desgracia de la forma de nombrar los cargos de ese envenenado ministerio de Justicia.

¿Pero es que nunca vamos a saber aceptar que, en la política, como en otras actividades se deben seguir unos protocolos de ascenso a puestos superiores sin que influya la recomendación, el nepotismo, las puertas giratorias y el dedazo? Parece que no. Pero sí conviene resaltar la cara dura del que acepta un puesto así y, como no, la cara dura de quién promueve y lleva a cabo ese nombramiento. Aquí, todo vale, el que más chifle capador y el de más cojones llevará la virgen. Y luego se les llena la boca de democracia cuando ellos mismos tiran por la borda las mejores cualidades de esa forma de gobierno.

¿Cuál fue el final de esta historia? Lo pueden imaginar. Entre el fiscal general del Estado, y promotor de esta nueva injusticia, Álvaro García Ortiz, y Dolores Delgado, aspirante desde hace años, según se dice en el sector, más alguna mano escondida, se logró que esa fiscalía ansiada y merecida por los que, con limpieza profesional, aspirasen a ella, recayó en manos de Dolores Delgado ante la decepción de los que verdaderamente serían sus destinatarios. ¡Qué le vamos a hacer!

Mientras tanto, más de quinientos mil juicios aplazados por huelgas de letrados, jueces, magistrados, oficiales y todo lo que tenga que ver con la judicatura, que están pidiendo mejoras económicas para continuar con sus trabajos. No se entiende.

Cuanto mejor sería que el fiscal general del Estado Sr. García Ortiz tuviera la misma prisa que parece que tuvo para adjudicar la fiscalía de sala de Memoria Democrática, para intentar solucionar la huelga salvaje que profesionales de la Justicia mantienen contra su ministerio.

Si así fuera es que no estaríamos en España. Aquí, con estos políticos, las cosas son distintas y los resultados peores.

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