Diario de León

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Siempre se ha dicho que la necesidad es muy mala compañera. Piense usted con tranquilidad y verá que hay mucha razón en esa frasecita. Cuando se tiene necesidad, la cabeza no está en calma y ese síntoma no es bueno. Sencillamente es malo. Se toman decisiones precipitadas, se habla más de lo debido y, sobre todo, se quiere estar siempre por encima de los demás. Creemos que lo nuestro es siempre lo mejor y que lo de los demás no importa.

Pues eso es lo que le pasa, en mi opinión, a la vicepresidenta segunda, en funciones, Yolanda Díaz; se le ha puesto la nariz hacia arriba, señal inequívoca que quiere presumir de todo, que la sofisticación ha entrado en su cuerpo y, para qué las prisas.

Visita con frecuencia inusitada la peluquería, camina imponiendo zancada, se rodea de quien ella cree son los mejores y les utiliza cuando le conviene, saluda al presidente como si fueran primos o cuñados, ignora a Irene Montero y compañía, porque le viene en gana, luce modelos de diseño a diario y acapara, en fin, cualquier foco o micrófono que vea cercano.

Pero, vamos a ver Yolanda Díaz, ¿Cuándo tú te has visto en otra, más que ahora amparada por el mentiroso que, además como encantador de serpientes que es, tu presumes de estar encantada? ¿Pero, cuantos y quienes son a los que tú representas? ¿No te das cuenta de que si tu no estuvieras apoyada por quien estás, tu no tendrías valor alguno?

¿Pero qué es eso de que la gente muy rica huye de la Tierra en cohetes para estar tranquilos y riéndose de los demás? ¿Eres tú capaz de entender lo que es una gilipollez? Parece que sí, ya que la practicas a menudo. Lees una noticia que te gusta y la adaptas absolutamente a tus intereses políticos. Pronuncias la frase «inmensamente ricos» como queriendo arreglar todo para que no exista más que lo que tú quieras.

¿Quién te engaña mujer? Allá tú, pero, ese no es el camino y tarde o temprano lo comprobarás.

¿De dónde vienes tú, guapita de cara, y sobre todo adónde quieres ir, con esa cara, como dijo Alfonso Guerra, entre peluquería y peluquería? ¿Te das cuenta del papelón que estás representando? Qué va. No lo harías si fueras consciente del ridículo que haces cada vez que abres la boca.

No te ha llamado Dios por el camino de la oratoria. Se nota por la cantidad de tonterías que sueles decir. Pero tú no cejas. Estás mendigando un lugar en el sol, un lugar en el mapa socialista progresista de España y no parece que vayas a desistir en esa petición.

Lo malo es que tus razones o tus respuestas siempre zahieren a alguien que, como no, es el otro. Como cuando tu compañera de gobierno y portavoz denunció signos de golpismo en unas palabras de José María Aznar que apoyaban a Feijóo. ¿Pero de donde sale esa portavoz?

¿Nos os dais cuenta del ridículo que os acompaña en vuestras intervenciones? Mi opinión es que os dais perfecta cuenta, pero, queréis joder al adversario político. Imputa que algo queda.

Por eso sigo defendiendo que nunca te has visto en otra Yolanda Díaz, te has montado en ese caballo y quieres pasearte con él (con el caballo) por todo el país, regalando consejos porque tú y solo tú estás en posesión de la verdad.

Nunca te has visto en otra, querida.

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