Diario de León
Publicado por

Creado:

Actualizado:

El mundo de los conflictos escolares, como el de los conflictos en general, suele verse casi siempre y solo como algo negativo, y no como una oportunidad también para aprender a solucionar los problemas —naturales y lógicos— entre los seres humanos. Por eso, en cualquier conflicto no debe haber solo una «respuesta correcta» o una «respuesta incorrecta», sino visiones diferentes de las cosas, lo cual exige un desarrollo y una capacidad de comprensión y de respeto. Y ello debido a que el conflicto es connatural a los seres humanos, por lo que está presente en todas las culturales, en todos los ámbitos y en todas las edades. Conocer y aceptar este hecho es el primer paso para encontrar la solución a los conflictos.

Veamos lo que dicen dos grandes psicoanalistas. «La vida es un campo de batalla. Siempre lo ha sido y siempre lo será. De lo contrario la vida se interrumpiría», dice C. G. Jung. Y E. Fromm afirma: «Otro error muy frecuente es la ilusión de que el amor significa necesariamente la ausencia de conflicto».

También hay que tener en cuenta que los conflictos no se desarrollan ni se abordan de la misma manera en la educación convencional y en la Nueva Educación. En la educación convencional, los conflictos surgen generalmente como consecuencia de una competitividad (de querer ganar por encima de todo), de una autoridad irracional y dominadora, de una falta de cooperación y una existencia de intereses. Y ello debido a que el actual sistema educativo está anquilosado y no puede sostenerse ya en una sociedad cambiante y con unos niños y adolescentes de una nueva mentalidad y una nueva visión del mundo y de la realidad social. Desde este punto de vista convencional, los conflictos no se abordan en su profundidad, por lo que solo pueden conseguirse soluciones parciales y a corto plazo.

En todas o casi todas las técnicas actuales de resolución de conflictos, en el mundo de la educación en general, se ve una voluntad y un deseo de atajarlos, pero a la vez hay una ceguera o una incapacidad para conocer la causa real y profunda de esos conflictos, y esencialmente para ver que son generados por el propio sistema educativo trasnochado y anticuado. Estas técnicas, hoy, pueden ser mejor que nada, pero no aciertan a abordar las verdaderas causas del problema. Son semejantes a los tratamientos parciales de una enfermedad que se desconoce en su totalidad. Son parches para reparar una parte cuando el mal se ha extendido a la totalidad.

En cambio, desde el punto de vista de una Nueva Educación, el conflicto solo existirá en su fase inicial, pero no llegará a estallar porque los principios de esta Nueva Educación lo impedirán, debido a la existencia de una autoridad racional, responsable y respetuosa, y la cooperación frente a la competitividad. Es lo que podemos denominar «prevención de conflictos», en la que ambas partes van a dialogar para evitar enfrentamientos mayores y tratar de llegar a acuerdos. Aquí es cuando ha de intervenir el educador para que las partes aprendan a dialogar sin violencia y a respetarse mutuamente, de manera que logren una resolución del conflicto vía la negociación.

Este hecho va a tener una gran importancia en el comportamiento de los adolescentes para el resto de sus vidas, porque habrán aprendido que los diversos problemas sociales solo pueden tener una solución justa mediante esta vía de negociación, la que generará un ambiente de respeto y comprensión, de justicia y paz, y que evitará todo tipo de enfrentamiento y violencia. Nada necesita más nuestra sociedad actual que llevar a cabo este aprendizaje, en los centros educativos, y que los adultos comprendan también que ellos necesitan llevarla a cabo a la vez que los propios alumnos.

Por tanto, adultos y adolescentes tienen que caminar juntos para poder generar la nueva sociedad que tanto necesita nuestro mundo. Y esto solo se puede conseguir mediante la educación, como pensaban ya los grandes filósofos Aristóteles y Rousseau, entre otros. Esta educación es lo que hoy denominamos la Nueva Educación. Así, el filósofo francés Rousseau consideraba a la educación como el camino idóneo para formar ciudadanos libres conscientes de sus derechos y deberes, pero a la vez se dio cuenta de que el sistema educativo imperante, es decir, la educación convencional, era incapaz de llevar a cabo esta labor. Esto solo puede realizarlo un nuevo sistema educativo, una Nueva Educación.

tracking