Diario de León

¿En nombre de España?, ja, ja, ja

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Hace falta mucha cara dura para utilizar a España como la garantía que va a presentar este mentiroso que tenemos como presidente. Que quede claro, mentiroso y muy cara dura. Quiero añadir que, también, cobarde.

No es capaz de hablar al ciudadano español como habla a los de su cuerda a los que también les provee de sus rentabilísimos puestos. Por eso le aplauden. Por eso digo que es muy cobarde.

Ha estado días y días evitando pronunciar la palabra amnistía, sabiéndolo todo el mundo, para traerla ante su gente (no se atreve con todos los ciudadanos) como si fuera una sorpresa. ¡Qué poca vergüenza!

Se le llenaba la boca semanas atrás diciendo que la amnistía no la aceptaba la Constitución y, a última hora y siempre solo ante los suyos da una patada en el culo a la Constitución y se agarra a la amnistía.

El prófugo Puigdemont debe estar partido de la risa y disfrutando de la humillación a que somete al presidente mentiroso y que éste acepta con tal de no abandonar la Moncloa, el poder. Qué lástima la humillación que está viviendo España por las acciones y argumentos, esgrimidos como pantalla, por este ser que habla de democracia y practica la dictadura.

¿Cómo se ha podido llegar a esta situación y cómo se quiere alargar la misma como escudo protector de todas las decisiones que nacen de esta pena de presidente? Incluso el presidente de Castilla-La Mancha, García Page, está abiertamente en contra de defender la amnistía junto a la Constitución, pero, a juzgar por el caso que le hace Sánchez, todo es inútil. Este hombre, Sánchez, traspasa las veces que se necesario las líneas rojas que tenga por delante y que supongan un freno para alcanzar el poder.

La ciudadanía española, incluidos los catalanes españoles, están alarmados, no ya por haberse quitado sin pudor alguno la careta el presidente mentiroso, sino por lo que viene a continuación, Puigdemont, Junqueras y demás pertenecientes a la banda, se frotan las manos esperando que aparezca cuanto antes la palabra referéndum.

Hará lo mismo el mentiroso, a unos les dirá una cosa y a otros la contraria y él seguirá en el machito a no ser que alguien o algo lo remedie. Y así estamos.

Otra vergüenza que nos tragamos durante estas semanas pasadas fue el comportamiento político de la presidenta del Congreso. ¿Por qué esta señora tardó tanto en fijar la fecha de la investidura de Sánchez? Ha tratado a los españoles como a niños pequeños. Claro que obedece las órdenes de su jefe, no sea que se enfade y entonces adiós a la mamandurria de mi puesto.

Y la gran pena es que viviendo esta situación, nadie es capaz de frenar las tropelías que esta banda está haciendo con España. Cuesta trabajo entender que con el talento enorme que tenemos en nuestro país, nos avergüence escuchar opiniones de Montero, Podemos, de la portavoz del gobierno, de Pilar Alegría (olé), de Bolaños, en fin de lo mejor de cada casa.

Los muy expertos en política pronostican que con la investidura de Sánchez la legislatura por venir será un auténtico suplicio para el PSOE. Pero amigos, se trata de que no sea un suplicio para España. ¿Será así?

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