Diario de León

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Esto es un no parar. Estamos viviendo la Feria de las Vanidades, pero en modo progresista.

Ahora resulta que el gran y admirado periodista y, por fin, expresidente de la Generalidad Valenciana, Ximo Puig, adjudicó, a dedo, nada menos que 876 millones en contratos públicos. Él, naturalmente, no opinará lo mismo. Menudos son ellos. Y todos van siendo del PSOE. ¡Qué ejemplo oye! Menudo prenda este Ximo. ¿Qué les pasa a todos estos que cundo se acercan donde huelen botín, lo detectan rápido y se ponen en marcha? Este Ximo es de los que se metía con Camps y sus famosos trajes. Ahora, claro, no sabe dónde meterse, o mejor, entra y sale de cualquier lado sin dar un ruido, pero ¿dónde está lo que había? Desapareció.

Y una cosa muy común en todos ellos, siempre están reverenciando al jefe y siempre a la orden para cuando se les necesite. Ese es su verdadero papel. ¿Alguna vez se terminará en nutro país el problema de la corrupción? Difícil tarea. Es tremendo. Ya se sabe, cuando alguien se mete en política, existen grandes posibilidades de que, tarde o temprano caigan en la tentación de la corrupción.

Siempre hablando en líneas generales, claro, pero a mucha mayoría eso es lo que les ocurre. Datos no faltan que lo acreditan. Dicen los expertos que a menor preparación del político, mayor probabilidad de caer en la corrupción.

España, por desgracia, está llena de ejemplos a lo largo de la historia. Ocurre en cualquier partido. Solo se necesita debilidad del político y estar en el lugar adecuado para cometer la tropelía. ¿Sólo ocurre en España? No. Puede ocurrir en cualquier país. Pero hay que aceptar que en España los casos de corrupción saltan con demasiada frecuencia.

Lo que se ha descubierto de Ximo Puig, gran intelectual y periodista de fama, eso es, sencillamente, de chorizos, ninguna palabra lo define mejor. Este hombre, durante su mandato ya hacía juegos de magia con su hermano, aunque claro, siempre negándolo. No es extraño que la historia haya terminado como hemos conocido. En todo caso, ¡cuidado! Esta clase de seres no terminade irse nunca. Bueno pues este caballerete ha estado rondando a Sánchez a ver si era posible conseguir un ministerio. Pero no ha salido. Eso que ganamos los ciudadanos. Sorprende el nivel de cara dura que hay que exhibir, cuando habiendo cometido la fechoría de los ochocientos y pico millones todavía sigue en el intento de seguir chupando de la teta del estado. Pero llama la atención las dos caras con las que esta gente se presenta siempre ante el ciudadano. Hacen lo increíble para conseguir un puesto y una vez conseguido se ponen a «trabajar» para conseguir el siguiente objetivo.

Es aceptado, en general, que le izquierda siempre ha sido y es más osada que la derecha.

Esa osadía mal utilizada, como se utiliza ahora, llega a límites increíbles pero ciertos. Llama, de verdad, la atención como esta gente, cambian sus argumentos de forma que ellos están siempre en la onda.

Le han preguntado hace unos días al cantante Víctor Manuel (que ya va teniendo le edad de su abuelo), que cómo veía a España.

Y él, Víctor Manuel, contestó más o menos «España es un país que no acabo de entender».

Hombre, tiempo has tenido. Ocurrió que al principio de tu carrera parece que lo veías más claro. Ahora no, ahora con los años pasados y con objetivos conseguidos a pesar de ser burgueses parece que no entiendes muy bien a tu país.

Una pena, oye.

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