Diario de León

TRIBUNA

David Fernández
Portavoz del PP en el Ayuntamiento de León

Los discursos del alcalde

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El pasado 11 de abril, durante el acto de clausura de la Asamblea Electoral de la Fele, el alcalde de León tomó la palabra. Allí estaban decenas de empresarios leoneses, los presidentes nacional y autonómico de la CEOE, representantes sindicales y diversas autoridades locales y provinciales de todos los partidos.

El mensaje principal de su intervención fue que él defendía León y que trabajaba por León. Como si los demás que estábamos allí —empezando fundamentalmente por los empresarios— trabajáramos… qué sé yo… por Albacete, por decir un sitio. Eso sí, ni una mención a las políticas municipales de dinamización industrial o comercial llevadas a cabo en sus cinco años como alcalde. Quizás porque unas no existen y otras son escasas. Pero bueno, en todo caso, hasta ese momento, teníamos lo habitual del señor Diez: populismo del terruño. Todo el mundo sabe que él se dedica a vender esa mercancía —escacharrada— y quien quiera, pues ahí la tiene para comprársela.

Pero esta vez, durante su intervención, el alcalde elevó un punto —o más bien unos cuantos— su dureza y empezó a referirse a las personas que no piensan como él en determinadas cuestiones como «traidores a la tierra». Lo leyó. Ni fue improvisado ni fue un impulso. Lo dijo más de una vez y con especial énfasis. Y además lo difundió en sus redes sociales y en prensa.

El alcalde de León, socialista, haciendo lo que políticos independentistas hacen en otros lugares de España: señalar a quienes no piensan como ellos en determinadas cuestiones y calificarlos como «traidores». Por ejemplo, en Cataluña, los Puigdemont, Rufián y compañía utilizan el término despectivo ‘botiflers’ y en el País Vasco el término ‘txakurras’.

No creo que sea necesario explicar la gravedad de usar esta terminología en una sociedad por parte de sus representantes institucionales y de las funestas consecuencias que puede conllevar. Lo hemos visto —y lo vemos— en otros territorios de nuestro país. Se trata, más allá de cuál sea el debate o la opinión manifestada, de una irresponsabilidad impropia en un alcalde de León y, por supuesto, improcedente por el foro utilizado para ello. ¿Acaso alguna de las personas que estábamos allí seríamos «traidores a la tierra» según el alcalde? ¿En la próxima dará nombres y apellidos? ¿O quizás hará una lista de buenos leoneses y otra de «traidores a la tierra»?

Hablamos de irresponsabilidad, sí, pero… ¿y la imagen? ¿Qué imagen de la ciudad se da cuando su alcalde pronuncia esas palabras? Allí estaba Antonio Garamendi, presidente de la patronal española —vasco y por tanto testigo de lo que en ese territorio ha sucedido—. ¿Qué pensaría al oír al alcalde de León llamar «traidores a la tierra» a algunos de sus paisanos? Allí estaba también Santiago Aparicio, presidente de la patronal en Castilla y León, organización a la que pertenece la Fele, anfitriona del acto. ¿Se sentiría él o su organización aludida…?

Todos los políticos que tratan de que se les identifique con el territorio o que tratan de adueñarse de los símbolos comunes son populistas y tienen siempre algunos rasgos comunes: gobiernos inestables, interés electoral y errores de gestión que ocultar. Si hacen una breve reflexión, el alcalde de León los cumple todos a la perfección.

Dije al comienzo del mandato que el PP en el Ayuntamiento de León haría una oposición responsable y útil para la ciudad, y creo que la estamos haciendo. He apoyado al alcalde en algunos asuntos de gestión municipal y he discrepado en otros. Pero siempre con moderación y respeto. Sin embargo, este discurso, que además venía precedido durante esos días por otras declaraciones del señor Diez con un léxico menos agresivo pero en la misma línea, me parece del todo inapropiado y, sobre todo, muy peligroso.

He pensado estos días sobre si hacer pública esta reflexión o no, pero después de las situaciones vividas durante estos últimos días —como las coacciones denunciadas por algunos hosteleros leoneses— y que desde luego son el resultado del caldo de cultivo generado, creo que, como portavoz del Partido Popular en la ciudad, debo hacerlo. No sé si es electoralmente positivo o negativo, pero desde luego sí que es lo responsable. Y en política, por encima del interés electoral ha de estar siempre la responsabilidad.

En este país ya sabemos lo que pasa cuando se hace política manipulando los sentimientos de pertenencia de la gente, lo que pasa cuando se exaltan unas identidades o se desprecian otras. Y yo no quiero eso para León. Y por eso espero que quienes han emprendido ese camino reflexionen. Así evitaremos las indeseables consecuencias que siempre se producen después de este tipo de discursos. Y así también, quizás, no tengamos que ver al mismo alcalde de León que tan solo hace dos semanas hablaba de «traidores a la tierra» en un discurso público y publicado hablar ahora cínica y dolientemente de «no buscar el enfrentamiento entre leoneses», de «no repetir los actos —violentos— que sucedían hace 30 años» o de que «la política va por unos derroteros —enfrentamiento— que no le gustan». Quien evita la ocasión, alcalde, evita el peligro.

El alcalde de León, socialista, haciendo lo que políticos independentistas hacen en otros lugares de España: señalar a quienes no piensan como ellos en determinadas cuestiones y calificarlos de «traidores»
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