La vacuna

Los héroes de nuestro tiempo no llevan cotas de malla, ni cascos de acero, ni trajes ignífugos: visten batas blancas y su primera línea de combate está en los laboratorios. Los científicos ganan menos dinero que los concejales de provincias y, a diferencia de ellos, que siempre están unos contra otros, trabajan en equipo. La vanidad no es su fuerte y han sustituido al yo por el nosotros. Saben que hay que ensayar muchas cosas para descubrir una. Paciencia y barajar posibilidades de curación, aunque sus beneficiarios sean desconocidos. Ahora ha fracasado el primer ensayo a gran escala de una vacuna contra el sida. No importa: los científicos han aprendido a «mirar el éxito y el fracaso como a dos impostores», aunque de las dos falsas imputaciones prefieran, como es natural, la primera. Algunas personas, trabadas por envidiables certezas, atribuyen la terrible enfermedad del sida a un castigo divino. Piensan que el presunto creador del universo dedica sus ratos libres a mandarle plagas a sus criaturas como señal de reprobación por su incorregible mal comportamiento. La verdad es que esa actitud vengativa sólo está clara para algunos miembros del alto clero. Las personas normales y corrientes no calumniamos a los dioses. Algún día se descubrirá algo efectivo contra el sida, como se descubrió contra la viruela, por poner un ejemplo. De todas maneras, la prueba ha dado resultados positivos entre negros y asiáticos. La vacuna AidsVax no funciona para blancos. Cuando el conde Gabineau escribió «Acerca de la desigualdad de las razas», que por cierto era uno de los libros de cabecera de Hitler, le pusieron como un trapo. El hombre sostenía la tesis de que mientras algunas tribus humanas habían descubierto el arco de medio punto y el soneto, otras no habían hallado aún la fórmula del embudo. Su error fue no achacar esas diferencias al proceso cultural, sino a estructuras craneanas. Vaya usted a saber. Lo único que sabemos por ahora es que la técnica de curación del sida sólo da resultados en algunos grupos étnicos. Los blancos debemos seguir teniendo mucho cuidado.