Diario de León
Publicado por
Carlos Antonio Bouza Pol, poeta
León

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Las guerras no son buenas, sobre todo cuando se pierden. Cuando se ganan ya son otra cosa: van desapareciendo los escrúpulos;se aligeran los cargos de conciencia: se disfruta del botín sin hacerle demasiados ascos. Y ese 91% de angelitos Echanoves, pacíficos y bondadosos, no dudarán, si llega el momento, en llenar los depósitos de gasolina de sus lujosos cadillacs a mitad de precio. ¿Cuántos serán consecuentes con eslóganes tan bonitos: «No a sangre por petróleo», «No en nuestro nombre»? Las posturas más cómodas y menos arriesgadas, corresponden siempre a los oportunos pacifistas de ocasión, que sólo están a las maduras. Y una vez más se demuestra que la hipocresía es infinita y el mayor patrimonio de cobardes y sinvergüenzas. En una tertulia de radio, en León, un ex-senador socialista, profesor en la Universidad, dijo que las torres gemelas de Nueva York fueron destruidas porque «Bush les había provocado», que si en Estados Unidos estuviera gobernando Clinton no hubiera ocurrido ¿ven qué forma más intelectual de razonar? Se justifica el terrorismo, la barbarie, el crimen y el asesinato de más de tres mil personas inocentes (entre ellos una española y muchos hispanos) diciendo que: Les han provocado. No quiere darse cuenta, este «intelectual», de que ese mismo argumento, estúpido y descerebrado, valdría también para justificar a ETA y, por supuesto, para avalar la intervención en Iraq, contra la cual tan enardecidamente se manifiesta. Con ese mismo argumento, Estados Unidos también puede justificarse, porque, ¿qué mayor provocación que esos tres mil muertos ya citados? Pero lo grave del asunto, es que, además, el que llame al programa para rebatir esta soberana gilipollez, le preguntarán quién es, qué quiere decir, y si no les interesa no le dejan intervenir. ¿Es esta la libertad de expresión? España tiene que estar con los Estados Unidos de Norteamérica. Quien no lo vea así se equivoca. Estados Unidos, con todos sus defectos y excesos, es el país que mejor puede garantizar el progreso, la libertad y la civilización en el mundo. Siendo sus aliados y amigos podremos atenuar y dulcificar mejor algunos posibles desatinos que puedan surgir. Hoy no hay otro sitio mejor para nosotros, y esta posición no es incompatible, ni mucho menos contraproducente, sino complementa con nuestros intereses en AméricaLatina, mundos árabes, y Europa. No comparto pues la tesis de que José María Aznar lleva al PP a la ruina y lo saca del espacio de centro. Es el PSOE el que se aleja cada vez más de esta posición tan codiciada. Si el señor Rodríguez Zapatero no tiene algo más que ofrecernos que esas algaradas callejeras, aviados vamos, pues no podremos -mal que nos pese- pasarle al señor Aznar las facturas del decretazo, de la boda, del Prestige..., porque nos jugamos el futuro. Y el futuro es cosa muy seria que no conviene dejar en manos de un dirigente socialista que ni siquiera sabe qué hacer con ellas. ¿Cómo nos puede asegurar la unidad de España? Cierto es que a las derechas se les va alguna vez el santo al cielo y se quedan in albis, como atontados, pero eso es poca cosa comparado con las izquierdas que no tienen santo, ni seña y vagan desangeladas. El PP, además, ¡quién lo diría!, es en ocasiones mucho más generoso con sus adversarios que incluso con sus afines. Ahí está, por ejemplo, el famoso socialista señor Boyer, incorporado a la Fundación Faes del Partido Popular y, en León, el comunista don Manuel Rodríguez Barrero, dirigiendo el gabinete de prensa de la Diputación Provincial, donde tiene mayoría absoluta el PP y el señor presidente, José Antonio Díez, tuvo las manos libres para nombrarle a dedo. En fin, que las guerras no son buenas, pero cuando se empiezan hay que procurar acabarlas de la mejor manera, que no es otra que venciendo. ¿Parece de perogrullo? Pues el PSOE mantiene la tesis contraria. Yo creo que se lleva bastante mejor ser el vencedor y soportar el odio de los vencidos que ser de los vencidos y disfrutar de la clemencia de los vencedores. Vivir del aire, exclusivamente, es cuestión metafísica que todavía está por resolver. El aire, -sobre todo si es limpio y puro-, es imprescindible pero insuficiente: no suele quitar el hambre, ni la sed. Del aire ni siquiera vive Eolo. Ni podrá vivir Zapatero.

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