Diario de León
León

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VIVIR con el pasado es hermoso; vivir en el pasado, un lastre. La repatriación de las cenizas de Félix Gordón Ordás, el veterinario y político más ilustre que ha dado León al siglo XX, es un gran acto de homenaje a una conducta intachable. Vivir con el pasado, es dialogar con la memoria, llevar dentro tus raíces, ser consciente de los orígenes; pero vivir en el pasado, es desvincularse del presente y del futuro. He sido testigo del apoyo incondicional a este proyecto, por parte de todas las instituciones implicadas. Mario Amilivia y García Prieto me motivaron a trabajar desde que la repatriación era sólo una idea, que luego respaldó sin fisuras todo el Patronato de la Fundación Vela Zanetti. Los veterinarios Teresa, García Marín, Cordero del Campillo, Badiola,¿ todos ellos han trabajado durante meses desde sus respectivas instituciones (o a título personal) para que este homenaje sea una realidad, un logro de todos. Y Etxaniz, quien estuvo en el origen, cuando se personó en la Fundación con un reto: ¿a qué no se atreven a publicarme un biografía de Gordón Ordás? Nos atrevimos. Nos devolvió con creces la confianza en él depositada. Y si cumplir los propios sueños es un logro admirable, conseguir que se cumplan los de los demás es ya épica del corazón. Cumpliendo el sueño de don Félix honramos y somos honrados. En esta clase de proyectos colectivos es inevitable que también haya motivos personales que se suman a los intrínsecos. Diré los míos: por León y su memoria colectiva; por Gordón Ordás, que anheló regresar; por Vela Zanetti, que se hubiese sentido orgulloso de que su Fundación contribuya a cumplir el sueño de tan querido amigo; y también por todos los demócratas obligados a exiliarse para que ETA no termine con ellos. El pasado nos ayuda a que el presente sea mejor. El pasado no es sólo el ayer, también es nuestro hoy y el mañana. Gordón vuelve, pero realmente nunca se había ido. O no del todo.

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