Cese en legítima defensa

ALBERTO RUIZ-GALLARDÓN se niega a avalar en sus dominios una mentira evidente y, de acuerdo a su estilo de desenvolverse en política, cesará hoy al director de la empresa oficial «Madrid excelente», que estampilla certificados de calidad. El director de esa empresa, Fernando Bastarreche, no sólo había mentido a algunos medios de comunicación sino también a sus superiores. Y al ser el superior más alto del embustero convicto, el nuevo alcalde de Madrid, como presidente en funciones de la comunidad, procederá hoy a su destitución. Tal vez no agraden al PP los modales políticos, de respeto al adversario, ni las reacciones decisorias de Ruiz-Gallardón, pero éste cesará a Basterreche en legítima defensa, pues intenta evitar por todos los medios que el escándalo en la Asamblea madrileña embadurne su prestigio. El director gerente de «Madrid excelente» negó a la superioridad que hubiera encargado al constructor Francisco Vázquez la reserva de una 'suite' en un hotel de lujo para que la actual concejala en el Ayuntamiento de Madrid, Paloma García Romero, viviera la primera noche nupcial con su marido, el abogado José Esteban Verdes, todos ellos del PP. Y se da la circunstancia de que hasta el pasado 25 de mayo, de la señora García Romero, viceconsejera en el Gobierno autonómico de Ruiz-Gallardón, dependía la empresa dirigida por Bastarreche. El secretario general del PP, Javier Arenas, sigue envolviendo a su partido en un manto de inocencia y asegura que no hay ninguna acusación formal contra el PP y, si la hubiera, el PP reaccionaría, «pero estamos convencidos de que somos completamente ajenos a esa crisis en la Asamblea de Madrid». Pero la destitución anunciada de Bastarreche, ex diputado nacional y ex presidente del PP en el pueblo madrileño de Móstoles, ha empezado a inquietar en los despachos de Génova 13. Porque en el escándalo parecen confabularse las casualidades y los indicios, y el PSOE, al ver cómo las circunstancias empiezan a volverse contra los «populares», ha pedido una reunión extraordinaria de la Diputación Permanente del Congreso para que comparezca ante ella el fiscal general del Estado, Jesús Cardenal, quien no parece muy ilusionado con la idea de investigar el escándalo. Los socialistas no se conforman con la cabeza que Ruiz-Gallardón ofrece en su legítima defensa, e insinúan que el fuego está llegando a los pies del alcalde de Madrid,