Las playas son para el verano

SÍ, LAS playas son para el verano, y hacia las playas iniciaban ayer su desplazamiento, según estimaciones de la Dirección General de Tráfico, más de ocho millones de españoles/as. Es el fenómeno vacacional de todos los años durante la canícula, ya promediada, que se enfrenta esta vez a problemas de nuevo cuño. En una mayoría de playas del Cantábrico y del litoral gallego se han arriado las banderas azules, por el puñetero chapapote, que deja sus macizos manchones sobre la arena, lo que está favoreciendo la aparición de una nueva industria, esos puestecillos donde gentes piadosas se ejercitan en el negocio de quitar a los bañistas, con algodón empapado en alcohol, el chapapote pegado a sus pies. A un euro la limpieza. A lgunos hoteleros y restauradores de la costa gallega lamentan con tristísimo acento una disminución del turismo, más acusado al parecer en la Costa da Morte que en las Rías Baixas, mientras que en Mallorca, donde se mantendrá hasta la vuelta del verano la eurotasa impuesta por el anterior Gobierno, tan polícromo, se acumulan los mismos visitantes que otros años. Pero el calor, a menudo sofocante, obliga a que el aire acondicionado y los frigoríficos actúen a su máximo rendimiento, con el aumento subsiguiente en el consumo eléctrico. Y el fantasma de nuevos apagones ulula por las islas. Por eso se reunieron ayer el vicepresidente Rato y el presidente balear Jaume Matas. Se trataba de estudiar conjuntamente las medidas que pudieran evitar nuevos apagones, previsibles, en Mallorca, y así llegaron al acuerdo de que serían necesarios, para mejorar la infraestructura de la red eléctrica de las Baleares el tendido de un nuevo cable desde la Península y la construcción de gasoducto, para la producción de electricidad en el mismo terreno de consumo. Ocurre, sin embargo, que ni el cable ni el gaseoducto podrían estar listos hasta el año 2011, lo que sólo resolvería a la larga el problema, que es de urgencia. Y para atender esa urgencia en lo posible, Rato incluirá el asunto el próximo otoño en la Planificación Energética Nacional, para encauzarlo debidamente. Pero un enfoque pesimista de estas vacaciones, una vez expuestos dos hechos reales, sería en cierto modo irresponsable, porque el verano está aquí, el mar llega a la orilla, las tinieblas causadas por un apagón permitirían recordar, con o sin nostalgia, tiempos de iluminación por candil, y el ocio del veraneante es una experiencia que debe disfrutarse sin derrotismo ni misantropía, una vez comprobado que el chapapote no resiste la prueba del algodón.