Diario de León
Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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LA VERDAD es que parece mentira: el PSOE quiere que sean sancionados los ministros que mientan en el Parlamento. Si se les pusiera una multa a todos los que lo hacen habría dinero para financiar el AVE entre los pueblos más cercanos, después de construir en todos ellos jardines y piscinas olímpicas. Talleyrand decía que Dios nos ha dado el divino don de la palabra para poder ocultar nuestros pensamientos y esa consigna la llevan a rajatabla los políticos del más variado pelaje, incluidos los que lo único que han pensado es vivir de la política. No sólo los políticos. La persona más amante de la verdad la traiciona varias veces todos los días: cuando le dice a la señora de la casa donde ha sido invitado que por ella no pasan los años y cuando le asegura al señor que acaban de presentarle, que tiene una pinta de castrojo irredimible, que está «encantado» de conocerle. «A quien me diga que nunca mintió, que al decirlo miente le digo yo». Lo que ocurre es que no conviene ir siempre con la mentira por delante; puede llegarse muy lejos, pero luego el regreso se hace enormemente dificultoso. Goebels estaba convencido de que una mentira repetida mil veces se transmuta en una verdad, pero no logró convencer a todo el mundo, ni siquiera a todos los alemanes. La propuesta del PSOE refleja la candidez que últimamente aflige a ese partido, pero no deja de ser conmovedora. No sólo en la política, sino en la vida cotidiana, la mentira resplandece. Salvo el mudo de los hermanos Marx, la gente miente más que habla y esa actitud ha tenido sus defensores, ya que se sabe que para decir una mentira, ingeniosa o piadosa, se requieren ciertas cualidades y, en cambio, decir la verdad está al alcance de cualquier tarugo. Cuando la verdad no resiste el menor análisis lo mejor es no analizarla. Desde el Vaticano nos dicen que la salud del Papa no es tan preocupante como parece y desde la Benemérita nos aseguran que al guardia civil que mató a un marroquí en la frontera de Ceuta lo que le pasó es que tropezó y se le disparó el arma.

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