Diario de León

EL BALCÓN DEL PUEBLO

Un Rajoy de largo alcance

Publicado por
J.F. PÉREZ CHENCHO
León

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«EN LEÓN se ha producido un avance colosal en infraestructuras, tanto por lo programado, como por lo que está en desarrollo». La frase la pronunció Mariano Rajoy, el sucesor, secretario general y candidato a la presidencia del Gobierno por el Partido Popular. Hubo pleno azul. No faltó nadie, ni siquiera el estrambótico Estanga Rebollal, el más hábil militante de la gaviota para salir en la foto. Mariano Rajoy vendió bien la mercancía y lo hizo con buen talante, sin fruncir el ceño, sin enviar andanadas ni reñir, algo a lo que nos acostumbró José María Aznar en sus visitas. Políticamente estuvo correcto, sin duda. Tal vez pueda aplicarse aquí el título de la lección inaugural del curso académico, pronunciada por el profesor Fanjul: «Talento y talante» para diferenciar al padrino Aznar y a su ahijado Rajoy. La otra «te» (transparencia) aplicada a un político de primera fila es como hacer una pregunta en la vieja revista de «Hermano Lobo». Mariano Rajoy puso el acento fundamentalmente en las infraestructuras y su mejora. Es cierto. Y fue muy hábil al incluir «tanto por lo programado, como por lo que está en desarrollo». En ese saco entra todo. En León se han programado algunas actuaciones que han tardado medio siglo en realizarse. Otras ni siquiera se han rescatado del olvido. Es obvio que cuando el niño Rajoy -vivió en León de los cinco a los quince años- iba a Villagarcía de Arosa tardaba 14 horas y hoy puede hacerlo en tres y media. El ejemplo no es válido. También los leoneses que embarcaban en el puerto de Vigo hacia Argentina, huyendo de la miseria, tardaban un mes en el viaje. Entonces no había aeropuertos, ni aviones, ni autopistas en el cielo. Hoy se puede hacer el trayecto en nueve horas. ¿Cuántos días gastaba el obispo Froilán, a lomos de su mula, desde Lugo a León, y no digamos a su refugio de anacoreta en Valdorria?. Todo hay que meterlo en el saco del progreso. Hay que celebrar lo que se va logrando y pelear por lo que falta. Ni un solo leonés dejará de celebrar la apertura de la autovía León-Benavente, y ni un solo leonés de exigir el desdoblamiento de la carretera León-Valladolid. Pero Mariano Rajoy, digo, vendió bien su estancia en nuestra ciudad. Ya la ve diseñada por tierra y aire, y no sé si también por mar. Si fue capaz de lavar la cara de su Galicia manchada de chapapote por el ministro del «Prestige» y ahora del Ave Madrid-Lleida, estamos ante un gallego de largo alcance. Al menos, en el tiempo. La encarnación política de Pío Cabanillas Gallas, no del hijo-portavoz que se empeñó en manipular, no en informar. Mariano Rajoy fue exquisito con su rival en León. Pura cortesía. En la clausura de las jornadas celebradas en Madrid para hacer propaganda de los PGE, repartió los palos que ya son letanía en el PP: Rodríguez Zapatero carece de credibilidad y seriedad. No tiene las ideas claras, ni criterio económico. La gaviota grazna desde el cielo y la lectura final siempre es la misma: «No se le puede tomar en serio». Rajoy tuvo la decencia de no predicar esas perversidades en León. Tampoco se las cree nadie en otras provincias.

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