EL RINCÓN
La madre de todaslas promesas
SE DICE que la felicidad no es el lugar hacia el cual nos dirigimos en nuestro viaje, sino el modo de hacer ese viaje, pero el candidato a presidente de la Comunidad de Madrid, Rafael Simancas, ha sabido conjugar ambas cosas prometiendo transporte gratis. ¿Qué más da a dónde vayamos si no nos cuesta nada ir? En las sociedades modernas todo está muy lejos y la gente se pasa media vida yendo y viniendo. Además tiene que pagar por ir y volver. Nada más sugestivo por lo tanto que ofrecerles que les van a llevar en palmitas. Desdichadamente, la promesa del controvertido candidato se reduce a cierta franja de edades: sólo abarca a los menores de 21 años y a los mayores de 65. Serían pues, ventajas capicúas. Afectarían a los jóvenes, que no pueden estarse quietos, y a los mayores con reparos que aún tienen ganas de moverse para comprobar que están vivos. ¿Qué hacemos con los desgraciados que no tengan más remedio que pagar el metro y el autobús para atravesar las ciudades, sólo porque estén atravesando el ecuador de sus vidas? Eugenio D'Ors, en un inútil intento de rectificar a nuestro padre Rubén Darío, dijo eso de «madurez, divino tesoro», pero no es así. La época central de la vida es la q ue está más llena de obligaciones, preocupaciones y ambiciones. Tampoco se es feliz en ese tiempo. ¿Por qué ese tiempo iba a ser una excepción? Como no salga otro rival político prometiendo taxis gratuitos para todos, el insistente candidato Simancas y Simancas puede reclutar muchos votos. Hay ciudadanos que siguen creyendo en los crecepelos y en los caldos concentrados de gallina negra, muy ponedora. Tampoco escasean los que creen que va a haber percebes para todos y que en las plazas de toros llegará un momento en el que todas las localidades sean de barrera. Hace falta ser muy desconfiado para preguntarse de dónde van a salir los 190 millones de euros que hacen falta para aplicar esa medida, que afectará a millón y medio de personas. No sé si Simancas llegará a la presidencia, pero de momento ha llegado al Guinness.