Diario de León
Publicado por
RAFAEL RUBIO
León

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EN APENAS un mes, las tres primeras entidades financieras españolas, dos bancos y una caja, han anunciado servicios y productos que resultan chocantes con su oferta tradicional. El denominador común de esta nueva oferta es su preocupación por colectivos marginales y, en general, por los problemas más graves que tiene planteada la sociedad. La Caixa ha creado una empresa para construir pisos a bajo precio, al tiempo que ha sacado al mercado una libreta de ahorro que no cobra ninguna comisión para quienes apenas tienen recursos. EL BBVA ha empezado a comercializar préstamos gratis para madres de recién nacidos como forma de fomentar la natalidad. Finalmente, el Santander ha anunciado, entre otras muchas medidas, que potenciará su apoyo a la universidad española a través de la creación de parques científicos, automatizando sus bibliotecas o creando cátedras y proyectos de investigación. Se ha iniciado una carrera para hacer demostración pública de la responsabilidad ética y social. Las Cajas de Ahorros esgrimen, como nunca, la labor que realizan a través de su Obra Social y los bancos no quieren quedar atrás en un momento de fuerte competencia. Cajas y bancos han llegado a la conclusión de que la solidaridad vende y, además, puede ser un elemento determinante a la hora de elegir una entidad financiera en un entorno de tanta competencia como el actual. Es creciente el número de clientes que trata de ligar sus decisiones de ahorro e inversión a proyectos de colaboración con la sociedad. Es una forma de compartir su buena suerte y de aliviar la conciencia en una sociedad de profunda raigambre cristiana, en la que ser rico o tener plusvalías no está bien visto del todo. Obsesionados con dar valor al accionista, algunas entidades financieras vivieron durante años de espaldas no sólo a las necesidades de la sociedad, sino a la de sus propios empleados y -lo que es más grave desde el punto de vista del negocio- a la de sus clientes. Es mejor así. El gran éxito para cualquier emprendedor -más allá de la obtención de importantes beneficios- es lograr un desarrollo armonioso de su clientela, sus accionistas, sus trabajadores y la sociedad en la que desarrolla su actividad.

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