Diario de León

TRIBUNA

¿Por qué la religión fuera de la escuela?

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DAVID PÉREZ CRESPO ESTUDIANTE DE MAGISTERIO POR ECUACIÓN ESPECIAL EN LA UNIVERSIDAD DE LEÓN
León

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EN LOS ÚLTIMOS meses se ha agitado sobremanera la polémica de la religión en la escuela. La Loce, que debido al cambio de gobierno no sabemos muy bien que va a pasar con ella, contemplaba la religión como asignatura optativa. O elegías entre la religión o historia de las religiones. Es decir, entre religión o religión. Muchos han sido los esfuerzos de las personas que defendemos abiertamente la escuela laica por intentar paliar los efectos de la religión en la escuela (en particular) y en la sociedad (en general). Pero ¿Por qué tanto empeño? Se preguntará mucha gente. En estas breves líneas intentaré explicar las nefastas consecuencias que la religión y sus instituciones tienen para el desarrollo de la persona en todos sus aspectos. Los y las maestras que imparten la asignatura de religión en los colegios públicos son elegidas a dedo por el obispado. Esta elección la hace el obispado, como es lógico, en función de sus intereses. No la realiza en función de intereses pedagógicos, humanos, psicológicos¿ Esto conlleva que las personas que imparten dicha asignatura no tienen necesariamente porqué haber cursado estudios pedagógicos y psicológicos. La consecuencia es bien sencilla: personas incompetentes pedagógicamente hablando, pueblan los centros de enseñanza públicos amparados por la legalidad actual. Aún es más, estamos hablando de las personas que hace pocos meses (recordemos lo que manifestó la conferencia episcopal) dijeron que los malos tratos son consecuencia de la «revolución sexual de los últimos años», que afirman que el divorcio es inadmisible, y que recomiendan «la contención» al uso del preservativo para frenar el contagio del sida. Esas personas digo, son las mimas, que eligen a dedo a quienes irán a los colegios a decirles tres cuartos de lo mismo a los niños y niñas de este país. Si entendemos la educación como un proceso en el que los seres humanos desarrollan sus capacidades y aptitudes para desenvolverse en la sociedad. Si entendemos que este proceso debe darse en unas condiciones de respeto, igualdad, libertad y, que, al mismo tiempo debe fomentar la participación del alumnado; la religión no tiene cabida dentro de esta concepción pues es todo lo contrario. La religión y sus valores educan en la obediencia, la sumisión, el machismo, la pasividad y el conformismo. La moral cristiana ha inundado la historia de sangre, de muertes y de injusticia contra las personas mas oprimidas. La pregunta es realmente bien sencilla: ¿Qué es lo que queremos, la primera concepción educativa o la segunda? Elijan ustedes mismos pero sepan que la una no puede ir de la mano de la otra, como en la actualidad se nos quiere proponer. La Constitución española habla de la aconfesionalidad del Estado. Sin embargo, de forma realmente paradógica, los centros públicos de este país están plagados de crucifijos y otras insignias religiosas. Los niños y niñas comienzan a los tres años a recibir clases de religión; como ven el adoctrinamiento comienza bien pronto. Así mismo, en las escuelas de magisterio se imparten las asignaturas Doctrina católica I y II . A estas alturas de la película debemos abogar por una educación científica y racional. Por una educación que explique el origen del mundo a partir de lo que sabemos por las teorías empíricamente demostrables. Queremos una ecuación científica que explique la realidad de una manera lógica, y que no eduque a las personas más pequeñas con teorías del tipo el mundo se hizo en seis días y el séptimo se descansó. No más mentiras por favor. Una educación que ofrezaca una visión real sobre lo que se sabe de nuestra evolución y no de lo que no se sabe. Que hable del mundo que existe y no del que no existe. Una educación, en definitiva, que ofrezca al alumnado una autonomía suficiente para desenvolverse en la vida, para no ser conformista y luchar por un mundo más pacifico, más justo y más igualitario. Una educación que luche contra los perjuicios y no los perpetúe como la religión hace. Por todo ello considero que la religión debería desaparecer de los centros educativos, por lo menos de los públicos y que ni siquiera se contemple como optativa. ¿Ustedes darían a elegir una pastilla que saben de ante mano que es dañina contra sus hijos o ni siquiera se la ofrecerían?

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