Diario de León
Publicado por
CÉSAR ALONSO DE LOS RÍOS
León

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LAS RECIENTES declaraciones de Alberto Ruíz Gallardón y Josep Piqué sobre la necesidad de una estrategia popular decididamente centrista han suscitado un interés, a mi entender, desproporcionado. En realidad las manifestaciones de Ruiz Gallardón y Piqué han sido celebradas como una novedad en medios socialistas, y por una razón bien sencilla. En el partido del gobierno y en sus aledaños periodísticos se viene jugando con la existencia de ciertas tensiones internas en el Partido Popular. Para estos podría hablarse de una confrontación que va a marcar el debate en el próximo Congreso del PP y que se da entre un sector dirigido por José María Aznar y Ángel Acebes y otro representado por Mariano Rajoy y Ruiz-Gallardón. Estamos, por tanto, ante una jugada propagandística, ya clásica en el sistema de partidos, destinada a crear un problema artificial a partir de una cierta realidad. La verdad a mi entender es que las diferencias que se dan en el PP no son tanto ideológicas y, por tanto, no cabe hablar de centro o derecha sino de actitud en los modos de hacer política. Por utilizar el término del propio Zapatero, divergencias de

a la hora de hacer oposición: más o menos beligerante, de mayor o menor agresividad, relajada o sistemáticamente crítica... Es evidente que el PSOE tiene un gran interés en que el PP haga una oposición blanda en el Parlamento y de un modo especial en el debate sobre los cambios de los Estatutos y sobre el modelo de Estado... Por lo demás, de sobra sabe la dirección socialista que, tanto en la política social como en la económica o en la autonómica, el PP es una formación rigurosamente centrista. El objetivo de esta campaña socialista es comunicar prestigio y estima públicos a aquellos políticos del PP que, a su entender, son más propensos al diálogo, al tono conciliador, al pacto. De este modo intentarían ahondar en las posibles diferencias tácticas entre Mariano Rajoy y José María Aznar. No deja de llamar la atención que el partido que comenzó con la movilización callejera en contra de la Reforma Laboral, continuó con la que le permitió la catástrofe del Prestige y remató con los asaltos a la sedes del PP en nombre del pacifismo... pida ahora diálogo, buen tono, pactos. Árnica, en definitiva.
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