Si las piedras hablaran...

EL PASADO fin de semana se publicó en este periódico una información preocupante. Al menos así la clasifiqué. No pude, por espacio y temario, ponerle ecos el domingo. El interés político lo acaparaba la convención de cargos públicos y orgánicos de la UPL, y el social, sin duda, el relevo del Abad de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno, cargo que ostentará durante un año un amigo de largo recorrido y alcance: Pablo San José Recio. Los leonesistas se dieron una tregua en su indefinición hasta que agonice el año y el nuevo Abad, vinatero y muy taurino, llenó a rebosar la plaza. La información no la deposité en la papelera. Ese destino sólo lo tienen garantizado los anónimos. Pero a lo que me refiero no es un anónimo, sino una realidad: La Junta de Castilla y León -se afirmaba en la información aludida- no tiene previsto proteger las ruinas de la basílica paleocristiana de Marialba. No me quedé de piedra, aunque esté escribiendo y gritando, como en aquella célebre serie televisiva: «Si las piedras hablaran...». Sonroja que los restos del edificio/basílica más antiguo del Noroeste de nuestro país -son del siglo IV- no merezcan la atención ni la actuación de la Consejería de Cultura, pese a que hace un cuarto de siglo fue declarado Monumento Nacional. ¡Ay, si las piedras hablaran!. Quizá escucharíamos un murmullo como de brisas asegurando que la consejera de Cultura no sabe ni dónde están las ruinas de Marialba. Conoce mejor los musgos que crecen en otros palacios, en los que Juana La Loca gritaba su amor y sus celos ante los cuernos que le ponía Felipe El Hermoso. Que la Junta de Castilla y León, a través de la Consejería de Cultura, no actúe en esta recuperación es un escándalo. Algo parecido se está produciendo en el Ayuntamiento de León. Me consta la dedicación y eficacia de la edil responsable de la conservación patrimonial. Sin embargo, algo falla. Pasan los meses y no acaban de definirse los proyectos para la Legio VI y los «Principia» de la Legio VII. Permanecen cercados por las vallas y nada más. En alguna actuación, se ha terminado por echar tierra -y nunca mejor dicho que esn este casi- a la misma. Supongo la complejidad de estos asuntos. Y precisamente por suponerla, hay que demandar más concreción y coordinación. Si es necesario permutar solares, que el Ayuntamiento encuentre las fórmulas. Todo menos perderse en la niebla, sin encontrar salidas. Y más luz, precisamente, es lo que buscarán en nuestra ciudad, a partir de hoy, los miembros de los cuerpos policiales. Durante tres días, más de doscientos policías -con mayoría municipal- debatirán sobre seguridad ciudadana. Las jornadas cuentan con el paraguas del Ministerio del Interior y de la FEMP (Federación Española de Municipios y Provincias). El ministro del Interior, el leonés José Antonio Alonso y el presidente de los alcaldes de España, corregidor de La Coruña, Francisco Vázquez, tienen previsto acudir a la clausura. León no será precisamente una ciudad recomendada para los cacos a lo largo de estos días.