Diario de León
Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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EN ESPAÑA, desde los tiempos de Guzmán de Alfarache, siempre ha habido un cierto desequilibrio entre el número de policías y el de ladrones. Dada la imposibilidad de reducir la cantidad de los últimos, la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, ha anunciado un incremento de los primeros: van a crearse 9.000 plazas anuales de policías y guardias civiles de aquí al año 2009, es decir, un total de 45.000. Son bastantes, pero no se sabe si suficientes. Por desgracia, no tenemos noticias fiables acerca del aumento del número de delincuentes que ejercerán sus funciones por esa fecha, pero es de suponer que las fuerzas sigan equilibradas. De lo que sí tenemos noticia es de que Interior enviará policías a los focos más deslumbrantes de terror islamista. Se destinarán agentes especializados a Indonesia, a Pakistán, a Siria y a Libia, entre otros sitios. El papel de estos agregados será de espías, pero como es natural no se les llamará así. Su misión consistirá en servir de enlace con las autoridades locales para facilitar el intercambio de información de interés policial. Los atentados del 11-M han vuelto muchas cosas del revés y ahora hay prioridades que antes estaban en los últimos lugares. Nadie va a manifestarse por las calles más céntricas con pancartas y pegatinas diciendo «No al espionaje», pero estos son también soldaditos españoles, como los que fueron a Irak y los que mandamos después a Afganistán. Quiero decir que también son proletarios, ya que las estadísticas no registran una abundante presencia de hijos de altos cargos, ni de magnates financieros en las filas de nuestro profesionalizado Ejército. El abolido servicio militar obligatorio ha delegado el honor de defender la patria en las gentes que tienen menos patrimonio. La lucha contra el terrorismo requiere una alta especialización, ya que el enemigo es invisible y estamos ahítos de información, pero sedientos de datos. Sólo se conocen después de las catástrofes.

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