Diario de León

TRIBUNA

Francisco de Asís y la Veterinaria del siglo XXI

Publicado por
MANUEL RODRÍGUEZ GARCÍA DOCTOR EN VETERINARIA
León

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EL DÍA 4 de octubre los veterinarios celebran, como cada año al comienzo del otoño, la festividad de su patrono, San Francisco de Asís. Quien conozca sus mensajes acerca del sagrado respeto a la naturaleza y sus sentimientos de hermandad hacia todo lo creado se convencerá de que reúne cualidades suficientes para ser figura ejemplar. No sólo en el amor de los hombres sino también a los «hermanos animales» volcaba el «poverello» de Asís su gran sentido de la fraternidad; de igual modo en sus escritos nos exhortaba a que tuviéramos siempre presente que el bienestar humano está ligado inexorablemente al bienestar de todas las cosas. Y aunque el ecologismo es algo reciente, él fue de los primeros en mostrar su preocupación por todos los seres creados y en recomendarnos un cuidado exquisito con la naturaleza. Este día es ocasión para hacer un breve comentario sobre las diferentes etapas históricas por las que ha atravesado la Veterinaria, su evolución a lo largo del tiempo y su desarrollo, asociado, como no podía ser de otro modo, al resto de las actividades científicas, económicas y sociales de los seres humanos. La medicina animal, que inicialmente a eso se reducía nuestra profesión, nació con la aurora de los tiempos unida a la medicina humana ya que, como práctica sanitaria, tuvo un origen común. Y fue a partir de entonces cuando empezó a centrarse su objeto principal, que no era otro sino el cuidado y la atención de las enfermedades o lesiones de los animales que acompañaban al hombre, bien porque de ellos se alimentaba bien porque con ellos hacía la guerra, como es el caso del caballo, uno de los primeros en ser motivo de nuestros conocimientos científicos. A pesar de que la veterinaria ha solido ir a remolque de la Medicina Humana, utilizando sus conocimientos, descubrimientos, técnicas quirúrgicas y métodos sanitarios, también es cierto que a su vez la Veterinaria ha cooperado, en numerosas ocasiones, en los logros alcanzados por el corpus científico-médico y su colaboración ha ayudado al hombre con sus descubrimientos conjuntos. De esa primera etapa inicial, exclusivamente dedicada al cuidado y a la salud de los animales, se pasa a otra compuesta, además de la puramente clínica, por actividades que tienen que ver con lo que la Organización Mundial de la Salud denomina «Veterinaria de Salud Pública»; dichas actividades estarían relacionadas con campos de acción extremadamente amplios como son la defensa del medio ambiente, la producción animal (carne y leche, fundamentalmente), la higiene y el cuidado de los alimentos, la tecnología de los mismos y su inspección, la zootecnia industrial y la investigación en bromatología. De ahí la importancia primordial del profesional veterinario a quien la sociedad le ha encomendado tareas relacionadas con un sector tan trascendente como es la higiene, la calidad y la seguridad alimenticias y con una gran repercusión económico- social. El veterinario en la actualidad, y debido en buena parte al impulso innovador de ilustres profesionales, integra equipos multidisciplinares que se ocupan de todos esos aspectos del consumo, tan vitales para la prevención y el cuidado de la salud humana. La clásica expresión que orna su escudo: «Higia pecoris, salus populi» (La higiene de los animales es la salud del pueblo) se hace eco de la importancia que para la salud humana tiene la higiene animal y la de sus productos derivados. Como se ve, el contenido de la profesión se ha ampliado a medida que su trayectoria histórica se desarrollaba y han sido muchos los cambios experimentados; cambios que han permitido llegar a la brillante realidad que es hoy en día la Veterinaria contemporánea. Todo ello nos permite encarar su futuro, un futuro en el que se prevén cambios interesantísimos a causa de los avances espectaculares de las nuevas biotecnologías, con esperanza ya que vemos que las generaciones actuales muestran un gran interés por todos estos amplios y variados campos de la medicina animal. Dicho interés se plasma claramente en el aumento del número de solicitudes para la matrícula en las diversas Facultades de Veterinaria. Como ejemplo, para este próximo curso en la Facultad de León ha habido unas 600 solicitudes de matrícula cuando el número de plazas ofertado era de 125 (con una amplísima presencia femenina, aún cuando en sus orígenes, y no hace todavía tanto tiempo, fuese una profesión casi exclusivamente masculina). El veterinario del siglo XXI centrará sus actividades profesionales dedicándose lo mismo a los contenidos científico-técnicos como a campos relacionados con la ecología y al esfuerzo en los intentos por conservar la riqueza de las diferentes especies en peligro de extinción. Actuará en competencia y, al mismo tiempo, en cooperación con otros profesionales sanitarios y científicos puesto que cada vez conocemos mejor que el estudio de las enfermedades en animales supone en la mayoría de las ocasiones avances en el conocimiento de las enfermedades del ser humano. De ahí que las implicaciones entre una y otra sanidad conduzcan necesariamente al trabajo en equipo. Finalmente no queremos dejar de recordar, en un día como el de hoy a Félix Gordón Ordás, el gran olvidado, el gran silenciado durante tanto tiempo, el gran impulsor y el auténtico renovador de la Veterinaria en su concepción moderna. Fue uno de los políticos y científicos más prestigiosos, probablemente el más importante surgido de las aulas veterinarias leonesas; un personaje cuya vida tiene tantos ejemplos de visión anticipada en la profesión y pilar fundamental de la Veterinaria española del siglo XX. Que las generaciones venideras le recuerden y le valoren.

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