Diario de León
Publicado por
JOSÉ ÁNGEL GARCÍA SÁENZ ONCÓLOGO MÉDICO
León

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EN ESPAÑA, según la Encuesta Nacional de Salud en el año 2001 el 34,4% de la población es fumadora. Extrapolando datos de algunas comunidades autónomas, una de cada cuatro personas convive con un fumador en España. Quizás en este momento mientras ojea el periódico, alguna persona a su alrededor o usted mismo esté fumando. Claro que es su derecho, aunque ha de recordar que donde termina el suyo empiezan los derechos de los demás. La nicotina es una droga adictiva, es decir provoca tolerancia, dependencia y síndrome de abstinencia. Un concepto ampliamente conocido es que el tabaco es nocivo para la salud del fumador. Baste repasar que fumar es la causa principal del cáncer de pulmón, así como predisponente para la aparición de tumores malignos en otros órganos del cuerpo. Además el tabaco es uno de los responsables del infarto de miocardio o de los problemas vasculares cerebrales; la nicotina hace que el corazón lata con mayor rapidez y que las arterias del corazón se estrechen. Las enfermedades pulmonares provocadas por el tabaco disminuyen la capacidad respiratoria y predisponen a las infecciones del tracto respiratorio, y a que respiremos una concentración de oxígeno inadecuada para el funcionamiento óptimo de nuestro organismo. Además, el tabaco induce a que aparezcan problemas digestivos, como la úlcera o la acidez de estómago; aumenta el riesgo de osteoporosis y de fracturas; es el responsable de las manchas y las caries de los dientes y los problemas de las encías. Fumar durante el embarazo perjudica la salud del bebé. Con todo, el tabaco no solo daña la salud de los fumadores, sino que pone en peligro la salud y el bienestar de las personas de alrededor que no fuman. Se considera un fumador pasivo a la persona no fumadora pero que habitualmente convive en su lugar de trabajo, en su círculo de amigos o en su hogar, en un ambiente de fumadores. El tabaquismo pasivo supone un riesgo de tener las mismas enfermedades que los fumadores. El aire contaminado por el tabaco es la combinación del humo que se desprende de la combustión espontánea del cigarrillo, a la que se añade el humo exhalado por el fumador. Este aire contiene los mismos compuestos que el humo inhalado por el fumador: más de 4.000 sustancias químicas dañinas, como el monóxido de carbono, el cianuro, el formol, el plomo y la nicotina. Estos productos pueden ser sustancias cancerígenas, sustancias tóxicas o irritantes químicos. El impacto del humo de tabaco ambiental sobre la salud es dos veces más grande que el que produce el resto de contaminantes ambientales. Los fumadores pasivos inhalan estos humos y absorben los productos dañinos para la salud. Se creía que sólo producían molestias o problemas banales como catarros, irritación de los ojos, dolor de garganta, irritación nasal, mareo, cefalea o falta de concentración. Sin embargo, los ambientes de fumadores pueden producir problemas más graves en las personas no fumadoras: el humo del tabaco es cancerígeno, esto significa que puede causar cáncer. Se calcula que hay un 35% más riesgo de cáncer de pulmón en fumadores pasivos, respecto a las personas que conviven con no fumadores. A parte del aumento de riesgo de cáncer de pulmón, se ha podido relacionar la exposición al humo en fumadores pasivos a otro tipo de cánceres, como el carcinoma de la cavidad nasal, el carcinoma de cérvix o el carcinoma de vejiga. Además fumar en casa ocasiona problemas respiratorios, problemas cardiovasculares y perjuicio en el bienestar de su familia o en los niños de embarazadas. Cuando una mujer embarazada fuma, el feto debe ser considerado un fumador pasivo, ya que los componentes del humo del tabaco que inhala atraviesan la barrera placentaria lo que supone un riesgo de bajo peso gestacional, retraso en el crecimiento intrauterino, mayor riesgo de parto prematuro y abortos espontáneos, y riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante. Se estima que en nuestro país mueren al menos 700 personas al año por la exposición directa al aire contaminado por el humo del tabaco en centros de trabajo o de ocio. De ahí la importancia para que la población tome conciencia que el tabaco ocasiona problemas de salud en fumadores, y ocasiona perjuicios en la salud y el bienestar de las personas no fumadoras que trabajan o conviven con fumadores. La creación de espacios libres de humo en nuestro hogar, y en nuestro medio laboral, se traducirá en un beneficio para nuestros seres queridos y nuestros compañeros de trabajo. Respirar aire sin humo de tabaco es una medida de prevención de enfermedades.

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