Verdad, justicia y reparación moral

NO SÉ si la postura de Manuel Fraga sobre la comisión de investigación del 11-M está llena de sentido común. Algún colega así lo cree. Ha pedido que le echen el candado «porque no va servir para nada». Es la voz del anciano de la tribu popular. Del gran patriarca. Los guerreros de su tribu no le hacen caso. Disienten y quieren más batallas, sobre todo los que comulgan bajo el escapulario de la legión de Cristo. Continúan empecinados en «tirarse piedras unos contra otros», ante el asqueo de la ciudadanía. Fraga sostiene la misma teoría sobre las comisiones de investigación que don Miguel de Unamuno. Son como las putas: sirven para poco y joden mucho. Yo creo que la comisión de investigación sobre el 11-M ya no tiene más recorrido. Su principal objetivo, conocer la verdad, está logrado, por mucho que se empeñen en ocultarlo. Sólo quedan tres exigencias: pedir disculpas a las víctimas, la asunción de responsabilidades políticas y dimisiones de cargos policiales. Esto es: verdad, justicia y reparación moral. Ayer compareció ante los miembros de la comisión de investigación Pilar Manjón, presidenta de la Asociación 11-M Afectados del Terrorismo. Una comparecencia emotiva. Y tremenda. Habló en nombre de los afectados y les sacudió la badana a los partidos políticos: «No utilicen nunca más, ni aquí ni en otro contexto, nuestro dolor con fines partidistas». Denunció en tono desgarrador que los partidos sólo hayan pensado en ellos durante la investigación de los brutales antentados de aquel jueves negro de marzo y hayan utilizado a los afectados como arma arrojadiza. Pilar Manjón llevó al Congreso la voz de los ausentes. Recriminó a los grupos parlamentarios que se hayan enzarzado en las sesiones buscando su propio éxito y la humillación del adversario, pero no homenjeando a las víctimas. «Han hecho ustedes -copio textualmente- política de patio de colegio. Venimos a reprocharles actitudes de aclamación y vítores en el desarrollo de la comisión como si fuera un partido de fútbol. Se hablaba de pérdidas de seres humanos. ¿De qué se reían? ¿Qué jaleaban?». También dio un varapalo a los medios de comunicación, a los que acusó de no permitir que se cierre el dolor de las familias, ante el uso de imágenes o la difusión de datos personales. Pilar Manjón, como Manuel Fraga, ha pedido a la comisión que concluya ya sus trabajos. Pero existe una notable diferencia. Mientras Fraga pide el entierro definitivo, Pilar Manjón exige que se abra otra sin representantes de los partidos políticos que establezca y depure responsabilidades por error u omisión. Ha calado en el alma social la intervención de esta mujer. Y en los miembros de la comisión, a los que mirándoles a los ojos, interrogó: Explíquenme, señorías, ¿qué le dirían a una niña de cuatro años cuando pregunta por su madre muerta?. Todos los grupos, sobrecogidos, pidieron perdón. El mensaje también caló en la sensibilidad del Gobierno. Mañana, el Consejo de Ministros aprobará la creación de un Alto Comisionado para el Apoyo a las Víctimas del Terrorismo. Gregorio Peces Barba estará al frente.