Inoportunos

NOS ACABARÁN engullendo en poco tiempo. Las mujeres se han lanzado en caida libre para festejar su Día Internacional. Han copado restaurantes, editoriales, informaciones, reportajes, chequeos en profundidad -este periódico ha dedicado, en dos días consecutivos, siete páginas- y hasta espacios de debate como el de anteayer -TV-1, 59'- lo protagonizaron sólo mujeres. Están lanzadas. Van copando todos los espacios para conseguir la equiparación de géneros en el terreno familiar y laboral. Y poco a poco, como las hormiguitas, consiguen el objetivo. Sólo queda desterrar la lacra violenta. Es en lo único que el hombre supera a la mujer: en el maltrato y sus resultados finales. Con ese don especial que tiene el president de la Generalitat, Pasqual Maragall, para la inoportunidad, comparó el acoso que está sufriendo el gobierno «tripartito» con mujeres maltratadas. Hay que ser majadero. Una cosa es el debate y la lucha política y otra la tragedia social. No es lo mismo la crítica a su Govern que el sufrimiento de las maltratadas. Si Pasqal Maragall acaba cayendo del sitial -algo muy improbable- mantendrá la consideración de «molt honorable ex-president» de Cataluña. La mujer que termina entre las garras de sus verdugos sólo tendrá un nicho en el cementerio. Pero ya escribí ayer que ésta es la semana del dolor. Desde ayer, y hasta el 11-M, Madrid es el buje mundial de la lucha contra el terrrorismo. En la cumbre participarán expertos, autoridades y una veintena de jefes de Estado y de Gobierno. Bien, pues el mismo día del estreno, Ángel Acebes y Eduardo Zaplana han reprochado al PSOE y al resto de los grupos políticos en la comisión parlamentaria sobre el 11-M, no querer seguir investigando. Insinúan que será porque algo tienen que callar. Se trata de una infamia más, sin ningún tipo de pruebas, porque la comisión parlamentaria de investigación está para dilucidar responsabilidades políticas y sacar también conclusiones políticas. Para investigar la autoría del atentado terrorista y todas las responsabilidades penales están la policía, la guardia civil y la Audiencia Nacional. Y por cierto: lo están haciendo muy bien. Tienen prácticamente desentrañada la madeja terrorista que cometió la vileza del atentado del 11-M. Lo ha rotundizado el ministro del Interior, José Antonio Alonso: «Los hechos nos dicen que Eta no tuvo participación; la investigación conduce al terrorismo islámico». Lo que ocurre es que esa investigación destrenzada por la comisión no se parece en nada a la hipótesis que el PP había exhibido entre el 11 y 14 de marzo. Cuando hablan Acebes y Zaplana, jefes de los «aznaroides» que arrastran al conjunto del PP a posiciones cada vez más alejadas del centro político, lo hacen sólo para la derecha extrema. Siguen el ejemplo de su jefe, José Mª Aznar. El ex-presidente se halla tan fuera de la realidad que la semana pasada, en el transcurso de una conferencia pronunciada en Italia, defendió una vez más la invasión de Irak. A inoportuno no le gana ni Maragall. El amigo americano acababa de acribillar a balazos en Bagdad el coche en que viajaba una periodista italiana recién liberada y mataba al agente secreto que había conseguido su libertad. En esta ocasión, Aznar, además de inoportuno, fue también autista.