Diario de León

TRIBUNA

Reindustrialización, esa ilusión

Publicado por
LUIS MANUEL FERNÁNDEZ GONZÁLEZ
León

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DESDE HACE VARIOS MESES estamos asistiendo en la Montaña Oriental a la incertidumbre del futuro de Enervisa, a la postre futuro de la comarca, o mejor dicho, ilusión de la comarca. Porque la empresa Enervisa, al igual que todo el proceso de reindustrialización de la cuenca minera Sabero-Cistierna, han sido sólo ilusiones, con todo el componente de ficción que tienen las ilusiones. ¿O es que alguien en esta comarca se ha creído alguna vez que la reindustrialización se estaba haciendo en serio? Desde el principio se pudo comprobar que el proceso nació lastrado y está a punto de hundirse del todo. No vamos ha discutir a estas alturas lo oportuno de haber cerrado las minas sin antes haber conseguido proyectos industriales serios, pues la propia administración nunca fue seria con este proceso y una vez más nos trató como suele tratar a toda la provincia: «son gentes sumisas y no dirán nada». Picamos todos «como pardillos» a consecuencia de la ilusión y de la ficción. Coincidiendo con el proceso de cierre de Hulleras de Sabero se estaba tramitando por parte de la administración central, da igual quién la gobernase porque nadie hizo nada para cambiarlo, el arreglo de la carretera N625-621 desde Mansilla hasta Cistierna, para continuar luego hasta la presa de Remolina. La carretera se ensanchó y se corrigieron algunas curvas, pero a nadie se le ocurrió ejecutar una buena infraestructura que facilitara la reindustrialización de la cuenca. A día de hoy es tremendamente difícil que un empresario se acerque al polígono de Vidanes si cuando llegue a Villapadierna, por ejemplo, le será imposible cruzarse con un camión y, a lo mejor, ya le han puesto una multa por radar en Quintana o Sahechores. ¿Por qué no se hicieron variantes en las travesías de poblaciones con los entonces incipiente y después copiosos fondos Miner? Desde pocas zonas industrializadas y reindustrializadas de verdad se tarda una hora en recorrer 60 kilómetros hasta la capital de la provincia, lugar que suele ser centro logístico, de servicios y administraciones a los que cualquier empresario que se precie habrá de acudir frecuentemente y hacia donde tendrá que evacuar sus productos para la distribución. Si se accede por el eje subcantábrico, carretera construida para unir las cuencas de Palencia y León, esta sí, financiada con fondos de los distintos planes Miner, la situación tampoco tiene explicación. El último tramo inaugurado, la variante de Prado de la Guzpeña, está intransitable, no tapan el socavón y aparece otro en el mismo sitio; en La Espina los camiones no trazan una de las curvas; todo el tramo desde Puente Almuhey a Cistierna está de pena, siendo más propio de bajas temerarias que de un proceso serio de adjudicación y ejecución; los taludes del valle de Sabero no se tienen y, después de dos años, no se han dado cuenta que los que se tienen son los que tiene malla. El PP presume en Asturias de que su gobierno de Castilla y León ha ahorrado no sé cuantos millones del plan minero recién finiquitado y en el Principado se lo han gastado todo, pero no ven que al otro lado se han ejecutado corredores como el de Nalón (AS 117, Avilés-Puerto de Tarna), con una rodadura que ya quisiera para si el eje subcantábrico, con una serie de túneles que costaron bastante menos tiempo que la variante de Prado de la Guzpeña y son mucho más complejos de ejecutar. Se puede ir por una nueva autovía desde Mieres a Gijón; se ha comenzado a convertir en autovía el anteriormente citado corredor del Nalón; se ha mejorado, y mucho, la carretera de la cuenca del Aller; se ha comenzado a construir otra autovía entre Oviedo y Gijón (estoy hablando de financiaciones con fondos Miner). A este lado sólo tenemos baches y argallos, ni un sólo kilómetro de doble vía. ¡Como para no ahorrar! Para colmo, en Asturias los fondos Miner son adicionales porque los administran ellos, y aquí los han convertido en complementarios porque los administran desde un sitio que ni saben nada de cuencas mineras ni de la provincia de León. En fin, en toda la Montaña Oriental estamos ahora esperando que Proinserga se decida, ardua labor la suya por todo lo descrito anteriormente y más, ya que estamos abocados a otra suspensión de empleo y corremos el riesgo de que si se llega a consumar la operación se lo encuentren todo como un solar y se vuelvan a tras. Algo que era para el 30 de junio, ya estamos en noviembre y... seguimos esperando. Aparece ahora un nuevo proyecto, el de aguas bravas. La verdad es que me ilusiona. ¿Será ficción? Mucho me temo que pase como con el Museo Minero. Entre proyectos de canalización del Esla, presupuestos, estudios medioambientales y otras tramitaciones, la obra sólo avanza en épocas preelectorales, para gloria de los alcaldes. Hacemos alguna barbaridad en esta campaña y la tiramos para tener algo que hacer antes de la siguiente. Mientras tanto sigue sangría demográfica. También estamos esperando a que se desbloquee San Glorio, enredado en infinidad de estudios de desarrollo y medioambientales que parecen servir sólo para que pase el tiempo, lo que se llama marear la perdiz. La poca gente que quedamos nos cansamos de esperar y así se podrá ejecutar lo, seguro, ya decidido en alguna de las altas instancias: que la Montaña Oriental tiene que desaparecer porque estorbamos demasiado. Estamos en el único parque nacional con población y entorpecemos a los políticos en estos días de traspasos de competencias en en la materia. Económicamente supondría, que no lo es, dotar de más recursos a la parte leonesa por el hecho de tener población; hay que hacer excepciones, inéditas en otros parques y en otras zonas de este parque, en materia de caza y pesca contaminamos; pedimos más ambulancias y médicos por estar en alta montaña y lejos de León; ahora, a los de Riaño se les ocurre pedir otro profesor, etcétera... Las políticas que realizan nuestros representantes nos han llevado a la situación de la pes cadilla: como quedamos pocos, no son rentables los servicios ni las pymes, y sin éstos cada vez seremos menos. Y si no fuéramos ninguno ahorraríamos mucho a las arcas del Estado. Este es, con perdón, el razonamiento simple al que han llegado nuestros políticos. Algunos incluso, le han dado otra vuelta de tuerca y ya no han consignado ni un céntimo en los Presupuestos del 2006 para esta comarca. Pero, cuando lean esto, se pondrán muy anchos para llamarme demagogo y seguirán durmiendo tan tranquilos porque saben que en dos años les volveremos a elegir para mayor gloria suy a, que es lo que realmente les importa, aunque sea desde otra circunscripción.

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